La banda Café Tacvba transformó el Auditorio Nacional en una suerte de santuario para adorar a la madre tierra.

No se necesitó más que de un escenario sencillo, lejos de una estruendosa producción, para llevar a 10 mil seguidores a un viaje reflexivo sobre el impacto que tienen las decisiones de los ciudadanos y sus gobiernos sobre el medio ambiente.

Rubén Albarrán conectó desde un inicio cuando salió junto a sus compañeros Meme, Joselo y Quique Rangel a las 20:40 horas vistiendo pantalón y camisa de manta cubiertos por un jorongo que hacía juego con su sombrero hecho de palma, pero no fue sino hasta una hora de concierto que se pronunció al respecto.

“Victoria para el planeta”, exclamó, lo que hizo enmudecer a los asistentes con su interpretación de “Volcán”, que alude al daño provocado contra la Tierra.

El cantante ha sido uno de las figuras más representativas de la iniciativa #SelvameDelTren, que busca crear consciencia de los riesgos que implica este proyecto del gobierno federal en la región sur de México.

El planeta fue el protagonista también durante la interpretación de “Olita del altamar”: “Esta está dedicada para para nuestros ríos, nuestras aguas que nos están pidiendo defender”.

“Quiero decirles que nuestro público son como ‘Las flores’, son bellísimas, de muchos colores y olores exquisitos”, expresó al interpretar ese tema.

Esa poética honestidad es justo la que alaban sus seguidores como Leticia Gómez, de 32 años, quien desde los seis dice que ha seguido al grupo: “Se distinguen por ser esa gran banda mexicana, cualquiera ya los conoce, tienen algo característico, ese folklor, esa onda de buena vibra”.

Mientras que sus amigos Josué Solís y Humberto Zetina, ambos de 38 años, enfatizaron que lo que más admiran es la forma en que la banda levanta voz ante los problemas políticos y ambientales.

“Son empáticos con la parte social de todo México, quieren mucho al ambiente, a las comunidades, los indígenas, se ponen a la vanguardia para no discriminar a otras personas, apoyan el feminismo, como su canción ‘Ingrata’, hasta le cambiaron la letra”, apuntó Solís.

Pero esa atmósfera de paz se rompió por un momento cuando el vocalista regañó a su audiencia por cantar de manera desfasada el tema “Chica banda”, pero aunque quiso ponerse serio no pudo contener la risa y terminó agradeciendo el cariño de su público que no paraba de gritar, como si Albarrán fuera un fuerte viento que a su placer moviera aquellas flores que reunió en su fiesta con sonidos clásicos.

Continuó con la participación de un orgallinero en la canción, “Medio día”, mientras que con “Chilanga banda” se desató la pasión. La noche siguió su paso con “El aparato”, “La locomotora” y “Esa noche”, entre otras.

Al final, el cantante agachó la cabeza y como si guardara un minuto de silencio, prosiguió con “Aviéntame”.

“Gracias, muchachos, hemos navegado por una vida muy feliz gracias a la música, gracias a ustedes por este camino que hemos compartido, deseamos que sus coranzocitos estén contentos y saludables también”, dijo Rubén poco antes de cerrar la velada con “Ojalá que llueva café”.

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