Está todo listo para la gran pelea de esta noche. Saúl Álvarez defiende su campeonato de peso supermediano ante Gennady Golovkin. En algo que se nota muy personal.
Esta rivalidad cuenta con antecedentes polémicos, es una pelea que irá más allá de lo deportivo por el odio que se han demostrado ambos pugilistas
A los pies de la T-Mobile Arena, Canelo y GGG se vieron las caras. Miradas hostiles.
Los gestos del kazajo demostraban sed de revancha, mientras que los del mexicano lucieron amenazantes, de hambre por un nocaut. El respeto que se tuvieron en los últimos días quedó atrás. Sus últimas palabras dejaron encendido el combate.
Gennady Golovkin lanzó un dardo al Canelo que incluso encendió a la afición que se presentó para presenciar el pesaje. “Esto es para todos los fans del boxeo. Si realmente son fans, saben quién es el verdadero campeón”, lanzó retador GGG, provocando los aplausos de todo su equipo.
Canelo no se quedó callado. Volvió a advertir que va por el nocaut: “No espero que vea nada nuevo en mis ojos. Lo que tiene que ver nuevo será en la pelea. No será fácil, pero a final de cuentas quiero terminar la pelea antes de los 12 asaltos y desde el primero trataré de hacerlo”, dijo amenazante.
Los peleadores están listos para terminar con la trilogía. Ninguno tuvo problemas para el peso: el mexicano registró 167.4 libras y el kazajo 167.8 de una pelea pactada para las 168.
La ceremonia fue un verdadero festejo mexicano en Las Vegas gracias al ídolo del momento en el boxeo. Canelo Álvarez hizo vibrar a todos sus aficionados, que esperan acabe con un peleador kazajo que no es favorito, pero sin duda es alguien de mucho peligro. Un mínimo error de cualquiera de los dos podría ser catastrófico en una rivalidad que va más allá de lo deportivo. Ambos sacarán el odio contenido, porque esto es personal.