Es un año fuerte para Red Bull. Después de algunas temporadas la escudería austriaca encontró una dupla que se traduce en resultados y esa es la que han formado Max Verstappen y Checo Pérez.
El neerlandés y el mexicano han dejado más que una sonrisa en el rostro de Christian Horner, director del equipo, y el resto de dirigentes de la marca de la bebida.
Y no porque fuera de la pista o incluso dentro, haya halagos como aquel recordado “Checo es una leyenda”, quiere decir que no exista una rivalidad entre ambos volantes.
La muestra: Ambos, y abiertamente lo han dicho, sueñan con ser campeones del mundo; uno ya lo tiene (Max) y el otro vive la campaña en la que más cerca se ha colocado para lograrlo (Pérez).
Pero hay algo, que aunque en Red Bull se empeñen en decir que no, es una realidad y es más que conocida por todos aquellos que están dentro del mundo F1, es decir, ser el piloto uno y dos de una escudería.
En RB, la apuesta desde 2015 (entonces a futuro) fue Súper Max, quien brincó rápido a Toro Rosso (hoy AlphaTauri), donde duró muy poco, pues en la campaña 2016 fue promovido a Red Bull tras sus destacadas maniobras al volante.
Con apenas 18 años tomó el asiento de esta escudería, que atinó en ascenderlo y hoy ya tenerlo como campeón de F1.
Y esta historia es la respuesta a por qué el neerlandés es la prioridad y quien se lleva primero las mejoras en su auto.
Contrario a lo que ha vivido Pérez. Después de casi una década en la máxima categoría, en equipos de media tabla, Checo a finales del 2020 se quedó sin asiento. Una reestructura en Racing Point (hoy Aston Martin) lo dejó sin un asiento para 2021, con todo y que recién había conseguido su primera victoria y con 10 podios en el bolsillo.
Fue entonces que la crisis de un segundo piloto de RB estalló y los austriacos decidieron darle la oportunidad al mexicano.
Sergio ha cumplido con las expectativas, tanto que hasta el asesor Helmut Marko ha declarado que “no hay preferencias” y que el que esté mejor luchará por el título, pero, cierto es que el tapatío arribó, antes que para ser campeón, para colaborar con el equipo, que impulsa a su talento estrella Verstappen.
Y momentos como el Gran Premio de España donde tuvo que ceder su lugar (por tema de estrategias) o quizá algunas lentas paradas en boxes, llevan a los mal pensados a creer que es con el fin de ayudar al europeo, pero todo eso no es más que la rivalidad que dos compañeros de equipo ha formado y que, como lo marcan los objetivos de cada equipo, la escudería sea la primera beneficiada con esos resultados.
Sí, por ello hace una semana por la radio del mexicano el mensaje fue contundente: “no pelear (la posición con Max)”.