Lo que comenzó como una prospera carrera científica para Héctor Cabrera Fuentes, adquiriendo el título de uno de los mexicanos más destacados en el extranjero, terminó convirtiéndose en una sentencia de cuatro años en prisión por labores de espionaje, en favor de Rusia. Luego de recibir la sentencia, el doctor en microbiología molecular denominó su falta como el peor error de su vida, pues fue mucho lo que logró en beneficio de la medicina. Esta es su historia.

Héctor Cabrera Fuentes (1985) se dice arrepentido, pero ¿cómo llegó a estar involucrado con el gobierno ruso? El científico mexicano, de 37 años, es originario de El Espinal, un poblado de Oaxaca, habitado por no más de 9 mil personas. Desde muy joven mostró pasión por la ciencia, cuando a los 12 años dio con “Cazador de microbios”, el libro de Paul De Kruif que le cambió la vida, pues a través de esta obra tuvo conocimiento del microbiólogo ruso Ilich Méchnikov, que se convirtió en su héroe y ejemplo a seguir.

Fue así que Cabrera Fuentes se preparó en esta rama cuando alcanzó el nivel de licenciatura, dedicándose a estudiar biomedicina en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), durante los primeros semestres, hasta que consiguió ingresar en la Universidad Federal de Kazán, en Rusia, donde finalizó la carrera. Posteriormente, cursó la especialidad en biología molecular, a nivel maestría, y se doctoró en las disciplinas de bioquímica y microbiología.

Pese a que desde muy chico los microbios se convirtieron en la pasión de Héctor, mientras cursaba sus estudios en microbiología fue invitado a participar en un proyecto sobre cardiología molecular y, específicamente, centrado en la aterosclerosis, una enfermedad característica por la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias. Fue así que, junto con el equipo de investigación con el que colaboraba, demostró qué era lo que sucedía con el cuerpo mientras se producía un infarto, por lo que se hizo acreedor del premio Servier, otorgado por la Sociedad Internacional para la Investigación del Corazón, en 2018.

Durante su proceso de formación académica, Héctor nunca se olvidó de sus raíces y sus 33 años creó la iniciativa “Por Oaxaca más investigadores” para que, como él, estudiantes de licenciatura del estado tuvieran la oportunidad de salir del país para forjar sus estudios en universidades extranjeras, ya que creía en la idea que las y los jóvenes debían prepararse en las mejores escuelas para luego volver a El Espinal y ofrecer los servicios médicos de mejor calidad.

Dos años más tarde, el panorama en la vida de Héctor que siempre se tiñó de sueños, expectativas y progreso, comenzó a nublarse, cuando -en 2020- el Departamento de Justicia de Estados Unidos arrestó al científico por acusaciones que lo involucraban como espía en nombre del gobierno de Rusia, dentro de territorio estadounidense, sin notificar al Fiscal General de esta región.

Pero, ¿en qué momento fue que Cabrera Fuentes se convirtió del cientifismo al espionaje? De acuerdo con documentos judiciales de EU, un funcionario ruso reclutó al científico mexicano en 2019, ordenándole que rentara una propiedad en Miami, para seguir los pasos de una persona en específico de la que, hasta ahora, no se ha dado a conocer la identidad. Tiempo después, Héctor volvió a Rusia para informar acerca del número de placa vehicular y ubicación perteneciente a quien espiaba.

Además, la esposa del científico también estuvo involucrada en el delito, al actuar como cómplice de Héctor, según la carpeta de investigación, él le solicitó que tomara una fotografía del vehículo que seguían, material que fue descubierto, más tarde, por oficiales la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. En ese momento fue cuando Cabrera Fuentes reveló que seguía las órdenes de un funcionario ruso, dictándole así prisión preventiva.

Luego que las acusaciones se hicieron públicas, la familia de Héctor, junto con gran parte de la población oaxaqueña, inició con una campaña de apoyo en favor del científico; en esa época aún se declaraba inocente, hasta que casi dos años más tarde de ser aprehendido, se declaró culpable. Hoy, el juez federal de Florida lo sentenció a cuatro años y un día de cárcel.

“Estoy profundamente arrepentido y pido perdón a Estados Unidos (….) Esto me enseñó que la libertad es lo más preciado, pero sobre todo la familia”, dijo Héctor, pero en esta ocasión ningún miembro de su familia se presentó en el juicio.

melc

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