El funeral por el afroamericano Tyre Nichols, muerto a principios de enero por una paliza de la policía, se celebró este miércoles en Memphis, donde los asistentes a las exequias clamaron por una reforma para acabar con la violencia por parte de los agentes.
La ceremonia tuvo lugar en la iglesia Cristiana Mississippi Boulevard en Memphis, con la presencia de la familia de Nichols; la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris; el conocido activista de derechos civiles, el reverendo Al Sharpton, y parientes de otras víctimas afroamericanas de la brutalidad policial como George Floyd.
Si hubo una constante a lo largo del servicio religioso fueron las peticiones para que el Congreso apruebe la “Ley de Justicia en la Policía George Floyd”, que aboga por una reforma policial.
La madre de Nichols, Rowvaughn Wells, no lo pudo decir más claro: “Necesitamos que esta ley sea aprobada”, instó entre lágrimas a los legisladores, porque si no, agregó, “con el próximo chico que muera la sangre va a estar en sus manos (de los congresistas)”.
La ceremonia comenzó con un coro de 70 personas que cantaron “Strength Like No Other”, lo que hizo que muchos de los asistentes se levantaran de sus asientos.
En el centro se encontraba el ataúd, de color madera, con el cuerpo de Nichols, quien falleció después de que un grupo de policías le propinara una paliza con porras y patadas en la cabeza el pasado 7 de enero cuando era detenido por una infracción de tráfico.
Actualmente hay dos agentes de la policía de Memphis, uno afroamericano y otro blanco, suspendidos que están siendo investigados, mientras que hay otros cinco expulsados del cuerpo -todos ellos de raza negra- que se enfrentan a varios cargos penales.
En su intervención, Harris recordó que en el pasado, cuando era senadora en el Congreso federal (2017-2021), fue una de los legisladores que redactaron la iniciativa “Ley de Justicia en la Policía George Floyd”.
Harris remarcó que, ahora como vicepresidenta, exige al Congreso aprobar ese proyecto de ley.
Dicha iniciativa, presentada inicialmente en 2020 y de nuevo en 2021, estipula la creación de un registro nacional de malas prácticas policiales para evitar que los agentes queden inmunes de sus acciones en cuanto se trasladen a una jurisdicción diferente.
Además, busca reformar la “inmunidad cualificada”, una doctrina legal que protege a funcionarios estatales y locales, incluidos los agentes del orden, de responsabilidad individual a menos que hayan violado un derecho constitucional claramente establecido. Los críticos de esta doctrina se quejan de que sirve de escudo a los autores de abusos.
Harris lamentó que “este acto violento no fuera en el interés de mantener al público seguro”, por lo que preguntó: “¿No tenía derecho (Nichols) a estar seguro?”
Durante el funeral, Harris estuvo sentada en una de las primeras filas junto a la madre de Nichols y el abogado de la familia, Ben Crump.
La intervención que, sin duda, levantó las mayores ovaciones y gritos de indignación de los asistentes fue la de Sharpton.
“Déjenme que les diga, nunca le preguntaron a este hombre por su carné” de conducir, denunció el reverendo, quien subrayó que no se lucha contra el crimen convirtiéndose uno en delincuente, en referencia a los policías.
Sharpton señaló que los agentes actuaron de esa manera porque sienten que no hay rendición de cuentas: “No pararemos hasta que hagamos que rindáis cuentas y cambiemos el sistema”.
En ese sentido, defendió el proyecto de ley para reformar la policía para que los agentes piensen “dos veces” antes de disparar a alguien o de presionar la rodilla sobre el cuello de otra persona, como ocurrió con Floyd en 2020, fallecido a manos de un policía blanco que actuó de esa manera para inmovilizarlo hasta que lo asfixió.
Sobre el caso de Nichols, Sharpton hizo alusión al hecho de que la mayor parte de los agentes eran afroamericanos: “Deshagámonos de la inmunidad cualificada y veamos si tienen los mismos modales en la parte blanca de la ciudad que en la parte negra”.