MINNEAPOLIS — A medida que Donald Trump se prepara para asumir como el 47.º presidente de Estados Unidos, sus promesas de campaña sobre deportaciones masivas resuenan en las mentes de los líderes locales en Minnesota, informó CBS News.

Aunque un proyecto de ley para convertir a Minnesota en un Estado Santuario fracasó en 2024, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) considera a los condados de Anoka, Hennepin, Dakota y Ramsey como “condados santuario”. Esta clasificación se debe a que los condados se niegan a retener a no ciudadanos bajo órdenes de detención, lo que permite a ICE intervenir.

“La oficina del alguacil del condado de Hennepin no participa en la aplicación de leyes de inmigración civil porque esa es la función del gobierno federal, no del condado de Hennepin”, escribió un portavoz de la oficina esta semana. En resumen, la agencia no interfiere ni obstruye las investigaciones de ICE, pero tampoco realiza el trabajo de los investigadores federales.

Lo mismo ocurre con la policía de Minneapolis. Una ordenanza de “separación” de 2017 restringe a los empleados de la ciudad a preguntar sobre el estatus migratorio o a participar en la aplicación de leyes de inmigración civil.

“No es nuestro papel hacer cumplir la ley federal”, dijo Karen Moe, directora de Relaciones Vecinales y Comunitarias de la ciudad. “No impediremos que el gobierno federal haga su trabajo, pero tenemos nuestra propia labor en términos de satisfacer las necesidades de nuestros residentes”.

Organizaciones apoyan a la comunidad indocumentada

Mientras se aproxima la segunda investidura de Trump, algunas organizaciones de base intensifican sus esfuerzos para informar a las comunidades que temen deportaciones masivas.

La deportación es un temor real en las Ciudades Gemelas, donde unas 164,000 personas están en riesgo de ser deportadas.

El domingo, se llevó a cabo una conversación comunitaria dentro de la Iglesia Luterana de St. Paul. El pastor Hierald Osorto expresó que escucha la incertidumbre y ansiedad de la comunidad y, en respuesta, está trabajando junto a grupos como Unidos MN para cambiar la narrativa.

“Tenemos que empezar en algún lugar”, dijo Osorto.

Las sesiones basadas en escenarios permiten que las personas hagan preguntas, compartan sus miedos y aprendan a navegar posibles situaciones si son abordadas o detenidas por autoridades migratorias.

“Si no empezamos al menos a crear espacios donde la gente pueda compartir lo que tiene en mente, no sabremos cómo afrontar lo que podría venir”, señaló Osorto.

Herramientas que, según grupos comunitarios y basados en la fe, ayudarán a las familias a reemplazar el miedo con consejos prácticos e información.

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