Bogotá.- Una mujer será condenada por discriminación y hostigamiento por proferir insultos racistas contra la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, quien logró un hito al convertirse en la primera afrodescendiente en ocupar el alto cargo en el país.
Luz Fabiola del Rosario de Fátima Rubiano de Fonseca, de 62 años, aceptó el lunes frente a una jueza los cargos en su contra —de los cuales ya no se puede retractar— por haber llamado “simio” a Márquez en una manifestación.
La mujer recibirá una sentencia condenatoria en una audiencia que fue programada para el 30 de mayo. Por los delitos de actos de discriminación y hostigamiento podría ser condenada hasta con tres años de cárcel. Al haber aceptado voluntariamente los cargos, la acusada podría obtener una rebaja de la pena.
Los comentarios peyorativos de Rubiano de Fonseca fueron captados por la prensa en medio de una manifestación contra el gobierno en septiembre del 2022. “Francia Márquez es un simio… Qué educación puede tener un negro, los negros roban, atracan y matan”, seguro la mujer frente a las escalinatas del Congreso.
Vicepresidenta de Colombia es víctima de discriminación por su color de piel
Rápidamente, el video se viralizó en redes sociales abriendo un debate en el país sobre el racismo y volcando a la Fiscalía a investigar la identidad de la mujer, quien en el video dijo falsamente llamarse Esperanza Castro.
Durante la audiencia del lunes, la Fiscalía acusó a la mujer por su “intervención marcada de odio” que terminó “un daño en la honra de un grupo poblacional y directamente a la señora vicepresidenta” afectando el derecho a la igualdad. El fiscal dice que al referirse a Márquez como “simio”, la imputada “fue más allá de su derecho a la libre expresión”.
Márquez fue víctima de comentarios discriminatorios por su color de piel durante la campaña electoral del año pasado al ser llamada despectivamente “King Kong”. Desde su posesión en agosto de 2022 junto al presidente Gustavo Petro, Márquez ha elevado su voz contra el racismo que, según advirtió, persiste en el país como un “legado” del colonialismo y la esclavitud, que en Colombia se abolió hace más de 170 años.
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