El llamado “convoy de la libertad”, la serie de protestas en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, están inspirando a inconformes en otros países como Francia y Nueva Zelanda, a tomar las calles para exigir el fin de las restricciones que buscan frenar la pandemia de coronavirus.

En Francia, varias manifestaciones iniciaron en diversos puntos de la nación a fin de unirse el próximo sábado en París, camino de una movilización a nivel europeo en Bruselas.

El descontento comenzó a tomar forma a través de las redes sociales a finales de enero, donde algunas peticiones recibieron el apoyo de hasta 270 mil personas. Los asistentes, que engloban a varios de los llamados chalecos amarillos, que desde 2018 llevan mostrando su descontento con las políticas del Ejecutivo, han comenzado a reunirse en ciudades como Brest, Perpiñan, Lille, Estrasburgo o Niza, desde donde ponen rumbo en sus vehículos a París.

El objetivo es ir sumando adeptos en el camino, que cuentan recorrer a baja velocidad, para desembocar en una gran manifestación en la capital, donde todavía no tienen un lugar especificado de concentración. Por ahora no parecen contar con el respaldo de los camioneros.

El portavoz del gobierno, Gabriel Attal, aseguró comprender “el cansancio” de la población con las medidas de restricción y acusó a “movimientos políticos, a menudo radicales, de querer capitalizar ese descontento (…) Francia es uno de los países de Europa que menos medidas restrictivas ha tomado”.

Señaló que si se han podido mantener abiertos bares y restaurantes ha sido gracias al pase sanitario, convertido posteriormente en pase vacunal. Ayer, el gobierno francés indicó que a finales de marzo o principios de abril puede eliminar esa medida para acceder a la mayor parte de lugares públicos.

En Nueva Zelanda, manifestantes contrarios a la vacuna anti-Covid se enfrentaron en los predios del Parlamento, con decenas de detenidos luego de que las autoridades llegaran a desalojarlos del sitio.

La policía intervino después de dos días de permitir la presencia de los cerca de 150 manifestantes, usando altavoces para advertirles que serían arrestados si no se retiraban. Los activistas lanzaron golpes y patadas a los oficiales mientras gritaban “esto no es una democracia”, “debería darles vergüenza” y “levanten el mandato” de vacunación.
“Bloqueos, inaceptables”

En Canadá, el primer ministro, Justin Trudeau, dijo que “los bloqueos, las manifestaciones ilegales, son inaceptables y están impactando negativamente en negocios y fábricas (…) Tenemos que hacer todo para que se terminen”. La Casa Blanca expresó su preocupación por el posible impacto económico de las protestas en Canadá, que bloquea con camiones el centro de Ottawa y el principal punto fronterizo con Estados Unidos.

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