El Tribunal Supremo de Estados Unidos adoptó el lunes su primer código de ética, ante las continuas críticas por los viajes y regalos no revelados de ricos benefactores a algunos jueces.
La política, acordada por los nueve jueces, no parece imponerles nuevos requisitos significativos y, de hecho, afirmaron en una declaración no firmada que se han adherido durante mucho tiempo a las normas éticas.
“La ausencia de un código, sin embargo, ha llevado en los últimos años al malentendido de que los jueces de este Tribunal, a diferencia de todos los demás juristas de este país, se consideran a sí mismos como no restringidos por ninguna norma de ética”, escribieron los jueces. “Para disipar este malentendido, publicamos este Código, que representa en gran medida una codificación de los principios que desde hace tiempo consideramos que rigen nuestra conducta”.
El cumplimiento del código queda a juicio de los propios magistrados, sin que haya modo de forzar su aplicación.
El tema ha sido centro de controversia desde hace varios meses, a raíz de una serie de artículos que cuestionaban las prácticas éticas de los jueces. Muchas de esas historias se centraron en el juez Clarence Thomas y su falta de transparencia respecto a viajes y otros vínculos financieros con ricos donantes conservadores como Harlan Crow y los hermanos Koch. Pero los jueces Samuel Alito y Sonia Sotomayor también han estado bajo escrutinio.
Tres jueces, Amy Coney Barrett, Elena Kagan y Brett Kavanaugh, han expresado su apoyo a un código ético en los últimos meses. En mayo, el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, dijo que el Tribunal podría hacer más para “adherirse a los más altos estándares éticos”, sin dar detalles concretos.
La confianza del público en el Tribunal y su aprobación se acercan a mínimos históricos, según una encuesta de Gallup publicada justo antes de que comenzara el nuevo mandato el 2 de octubre.
La semana pasada, el senador Dick Durbin, demócrata por Illinois y presidente del Comité Judicial del Senado, dijo que los jueces podrían acallar algunas de las críticas y la presión demócrata para imponer un código ético en el tribunal estableciendo su propia política.
El panel de Durbin ha expresado su intención de citar a Crow y al activista conservador Leonard Leo sobre su papel en la organización y el pago de los viajes de lujo de los jueces.
El comité ha estado investigando la ética del tribunal y aprobó un código ético, aunque los 10 republicanos del panel votaron en contra.
Los republicanos se quejaron de que los demócratas reaccionaban sobre todo a decisiones que no les gustaban del tribunal, dominado por los conservadores, como la anulación del derecho al aborto en todo el país.
La propuesta exigiría a los jueces más información sobre posibles conflictos de intereses. Permitiría que grupos imparciales de jueces revisaran las decisiones de los jueces de no apartarse de los casos y exigiría explicaciones públicas por escrito sobre sus decisiones de no recusarse.
También trataría de mejorar la transparencia en torno a los regalos recibidos por los jueces y establecería un proceso para investigar y hacer cumplir las infracciones en torno a las divulgaciones requeridas. El proyecto demócrata tenía pocas posibilidades de convertirse en ley en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, y mucho menos en el Senado, estrechamente dividido.
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