Por Édgar Luna Cruz

No fue casualidad. No fue suerte. El Atlético de San Luis lo buscó y lo mereció, derrotó al líder, le quitó con toda justicia el invicto a Cruz Azul (1-3).

El peor juego de los cementeros en el torneo. Falta de concentración, falta de contundencia y de disciplina, todo se conjugó para que perdieran su primer partido en el Apertura 2024 y pusieran el liderato en peligro.

El Atlético de San Luis al mando de Domenec Torrent, fiel creyente del “guardiolismo”, le jugó al error a La Máquina que cayó en la trampa, de la cual no se pudo recuperar, afectado en gran forma por la expulsión de Gonzalo Piovi, que descompuso lo planeado por Martín Anselmi.

San Luis lo avisó desde el inicio del juego, aunque no era suyo el balón, aunque no era suyo el dominio, las jugadas de peligro sí eran de su propiedad. Y Cruz Azul, con su mismo modelo de jugar al límite, parecía confiado de que no le pasaría nada, y menos cuando Ignacio Rivero, muy a la garra charrúa, abrió el marcador (32’).

Pero la celebración duró más que la ventaja, enseguida vino la reacción local. Tiro de esquina, remate con la cabeza al poste y en el rebote Frank Boli igualó (35’).

Cruz Azul retomó la inercia, pensar hacia al frente y descuidar atrás. Piovi se equivocó en la salida, abrió el espacio donde vino el centro para otro remate con la cabeza, para otro balón al poste y para otro rebote que dio gol sanluisino, esta vez de Javier Güemez (45’+1).

En la segunda parte es cuando Cruz Azul acaba con el rival, pero esta vez fue al revés. Piovi firmó su pésimo juego y se fue expulsado (74’), los cementeros no se pudieron acomodar y se expusieron a la palada final, la cual llegó en un autogol de Erik Lira (90’+8).

Golpe a la soberbia cementera, y el Atlético de San Luis demostró que el equipo cementero, no es invencible.

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