Andrew Rambaut es un biólogo evolutivo, involucrado en el estudio del Covid-19 desde que inició la pandemia, y el responsable de haber identificado a la subvariante de ómicron, BA.2, una versión todavía más contagiosa y que, además, tiene la capacidad de escapar a la metodología de pruebas PCR para diagnosticar la enfermedad, por lo que ha sido denominada como la variante “furtiva” o “silenciosa”, pero para el investigador esta descripción es fallida, pues asegura que BA.2 sí puede detectarse, sólo que no es sencilla de distinguir.
Fue tan sólo hace dos meses, el 7 de diciembre, cuando el investigador británico reconoció una nueva rama, perteneciente al árbol evolutivo del SARS-CoV-2. A la par, científicos de otras regiones del mundo, (Australia, Sudáfrica y Canadá) observaron un cambio en las mutaciones del virus, en su versión ancestral; algunas de ellas eran compatibles con ómicron, otras de ellas habían originado mutaciones propias, se trataba de BA.2.
A partir de los datos difundidos por los investigadores, “The Guardian” hizo alusión a que esta subvariante era indetectable para la metodología diagnóstica PCR, que con tan sólo dos indicadores moleculares, característicos de ómicron, podría reconocer si se trataba de esta variante o de alguna de las previamente estudiantes, como beta, alfa o delta, pues BA.2 constaba de tres indicadores, sin embargo, eso no impedía que los test la reconocieran como una nueva forma de la variante ómicron. Fue así que el diario británico se retractó pero la idea que se trataba de una forma del Covid-19 furtiva siguió extendiéndose.
Si bien este cambio de ómicron pone aprueba los test que diagnostican la enfermedad, para la vigilancia genómica no significó mayor problema, ya que la tecnología que utiliza para estudiar a los virus es capaz de reconocer cada una de las secuencias que forman parte del virus, de acuerdo a una explicación brindada por Iñaki Comas, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al medio científico SINC.
Mientras que el contenido del artículo indicaba que BA.2 también era reconocible para las pruebas PCR, a través de esta explicación: ómicron sigue siendo detectada como coronavirus por todas las pruebas habituales (…) pero los casos probables ya no son señalados por las pruebas PCR de rutina, que dan resultados más rápido”, el encabezado del texto sugería una connotación distinta: “Los científicos descubren una versión ‘sigilosa’ de ómicron que no se puede identificar con la prueba PCR”.
Frente a esta confusión, investigadores involucrados en el estudio genómico han demostrado su inconformidad. Este fue el caso de Emma Hodcroft, epidemióloga molecular de la Universidad de Berna, que a través de su cuenta de Twitter negó categoricámente los señalamientos adjudicados a la subvariante: “¡NO! No hay una nueva variante que no es detectable con PCR”. Hay una nueva variante relacionada con ómicron y desde luego que podemos detectarla con PCR. Lo que no podremos hacer es distinguirla muy fácilmente de otras ómicron”, como BA.1, Ba.1.1 y BA.3.
Tras las confusiones generadas entre los cosmonautas, “The Guardian” sustituyó el titular original por “Los científicos descubren una versión ‘sigilosa’ de omicron que puede ser más difícil de detectar”, pero la etiqueta que planteaba a BA.2 como sigilosa ya daba la vuelta al mundo.
Las reacciones de los expertos no se hizo esperar, Francois Balloux, director del Instituto de Genética de University College London, dijo en Twitter que BA.2 sería detectada de manera diferente en algunos test PCR: “no esperaba que este fugaz intercambio se convirtiera en noticia nacional. Debería haber sido más claro. A estas alturas ya debería saberlo…”, apuntó en su muro, lo que sugiere que tuvo algún acercamiento con medios de comunicación, los que difundieron el dato si las bases suficientes para ser comprendido de manera óptima.
Por su parte, Margarita del Val, jefa de la Unidad de Inmunología Viral del CSIC, insiste en asegurar que la subvariante “se detecta perfectamente con todas las sondas de PCR”, y que “llamarla ‘sigilosa’ es un error que puede inducir al temor”, expuso a SINC.
Lo que sí es un hecho fehaciente es que BA.2 se extiende más rápido y es más transmisible que su homóloga, de acuerdo a los primeros estudios, realizados en Reino Unido y Dinamarca, en los que se asegura que la subvariante se extiende más rápido; el seguimiento de contactos indica que, en los hogares, un contagiado con BA.2 contagia a más convivientes.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a “priorizar las investigaciones sobre las características del linaje BA.2, incluidas las relativas al escape inmunitario y a la virulencia, con independencia del linaje BA.1 y comparando ambos linajes”.
melc