La ONG Human Rights Watch (HRW), especializada en el seguimiento de la situación humanitaria internacional, alertó de las “devastadoras” consecuencias de la guerra en Ucrania para la población infantil, en especial para los niños que se encontraban internados en instituciones del Estado ucraniano en zonas que han acabado tomadas por Rusia durante la invasión, con la consiguiente deportación forzada de los menores a territorio ruso.
De acuerdo con las cifras del Gobierno ucraniano recogidas por la ONG, justo antes de la invasión rusa había aproximadamente 105.000 niños en instituciones residenciales ucranianas, casi la mitad de ellos discapacitados, según la ONU. Tras la invasión, un centenar de estas instituciones, que albergaban aproximadamente a 32.000 menores, acabaron bajo control total o parcial de Rusia.
En resumen, “activistas y abogados ucranianos indican que al menos varios miles de esos niños han acabado deportados por la fuerza a Rusia o a otros territorios que ocupa”.
Cabe recordar que el Parlamento de Rusia cambió las leyes en mayo de 2022 para permitir que las autoridades otorguen la nacionalidad rusa a niños ucranianos, facilitando su tutela y adopción por parte de familias rusas en Rusia. Los propios funcionarios rusos reconocen que cientos de niños ucranianos han sido “adoptados” desde el principio de la guerra.
En ese momento, y en una declaración conjunta, Human Rights Watch y otras 42 organizaciones condenaron estas “transferencias y adopciones forzadas” y pidieron a Rusia que permita el acceso a responsables de Naciones Unidas y otras agencias para que identifiquen a estos niños, garanticen su bienestar y faciliten su regreso a Ucrania.
Déficit educativo
La situación de los niños internados en Ucrania ya era bastante grave antes de la guerra, como ha reconocido el propio Gobierno ucraniano.
De hecho, nueve de cada diez niños internados en Ucrania tienen padres con plena potestad que preferían entregar a sus hijos a estas instituciones por falta de dinero para cuidarlos en sus hogares. El Gobierno ucraniano también ha reconocido, cita la ONG, que “el internamiento en el país era inherentemente dañino para los pequeños”.
Ucrania lleva desde 2005 fracasando a la hora de solucionar esta crisis. Todos los intentos de reforma han fallado y el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, prometió abordar planes para el desinternamiento infantil en su apuesta de adhesión a la Unión Europea.
Caos en el extranjero
La situación no es mucho mejor en el caso de los niños que consiguen escapar de Ucrania solo para acabar enredados en el caos burocrático que les aguarda en el extranjero.
“Cuando los niños fueron evacuados al exterior desde las instituciones en las que vivían, algunos acabaron sin quedar registrados debido al caótico éxodo de refugiados durante las primeras semanas de la guerra”, recuerda la ONG.
Ucrania insiste en que los niños evacuados de los internados deben permanecer juntos en el extranjero, lo que plantea problemas logísticos para los países con políticas de educación infantil más desarrolladas.
En Polonia, donde las leyes prohíben que los internados alberguen a más de 14 niños para evitar la superpoblación y centrarse lo más posible en el desarrollo de los pequeños, los voluntarios tuvieron que restaurar antiguos orfanatos para acomodar a los niños ucranianos desplazados.
“Esta guerra brutal ha demostrado claramente la necesidad de poner fin a los peligros a los que se enfrentan los niños internados”, recuerda el director adjunto de HRW por los derechos de la Infancia, Bill Van Esveld.
“La devolución de los niños que fueron tomados ilegalmente por las fuerzas rusas debe ser una prioridad internacional, pero Ucrania y sus aliados pueden y deben garantizar que todos los niños en Ucrania disfruten de sus derechos a vivir en familias, no en instituciones”, advirtió.