Tokio.- La liberación próxima de agua radiactiva tratada al mar más de 12 años después del desastre en la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi representa “un hito”, afirmó un funcionario de alto rango a cargo de la planta. Sin embargo, advirtió que se trata del primer paso de un proceso de desmantelamiento que llevará décadas.

Junichi Matsumoto, funcionario corporativo a cargo de la gestión del agua tratada de Tokyo Electric Power Company Holdings, que opera la planta de Fukushima, también se comprometió a llevar a cabo un cuidadoso proceso de muestreo, análisis y divulgación de datos del agua a fin de garantizar que su liberación se lleve a cabo de manera segura respetando los estándares de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

“La liberación del agua tratada con el Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS) en el mar es para nosotros un hito importante, así como para el desmantelamiento de la planta”, dijo Matsumoto en una entrevista con The Associated Press en la sede de TEPCO en Tokio.

“Con el fin de proponer constantemente el desmantelamiento, el agua en constante crecimiento era un problema apremiante que no podíamos posponer, y teníamos una sensación de crisis”, afirmó Matsumoto, experto también en ingeniería nuclear. “Debemos lograr este hito de manera constante, ya que todavía tenemos que abordar operaciones mucho más desafiantes y de mayor riesgo, como la eliminación de desechos derretidos y combustible gastado”.

Otra tarea principal de TEPCO es combatir el daño a la reputación por la liberación de agua, sostuvo.

En Fukushima aún hay agua contaminada que debe ser removida

El terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011 destruyeron los sistemas de refrigeración de la planta Fukushima Daiichi, provocando que tres reactores se fusionaran y contaminaran el agua de refrigeración, que desde entonces se ha filtrado continuamente. El agua se recoge, filtra y almacena en unos mil depósitos, que alcanzarán su capacidad a principios de 2024.

En el interior de los reactores aún hay una enorme cantidad de combustible nuclear fundido mortalmente radiactivo. Las sondas robóticas han proporcionado cierta información, pero se desconoce en gran medida el estado de los desechos derretidos.

El gobierno y TEPCO afirman que el agua debe ser removida para dejar espacio para el desmantelamiento de la planta y para evitar fugas accidentales de los tanques, porque gran parte del agua aún está contaminada y necesita un nuevo tratamiento.

El plan de liberación ha enfrentado una fuerte oposición de organizaciones pesqueras japonesas, que temen que la reputación de sus productos del mar sufra un mayor daño en su intención de recuperarse. Grupos en Corea del Sur y China también han expresado su preocupación, convirtiéndolo en un problema político y diplomático.

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