Por Marco Hernández Cazares

Durante las primeras horas de este lunes 8 de enero desde Cabo Cañaveral despegó la nave “Peregrin” que lleva a la Luna el proyecto Colmena de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El cohete con destino a nuestro satélite natural despegó alrededor de la 1:20 de la madrugada, equipado con cinco micro robots que buscan experimentar, estudiar y probar cuáles son los riesgos ante los escenarios más hostiles de la superficie lunar.

La primera misión mexicana rumbo a la luna consiste en una investigación que no sólo es trascendental en términos nacionales, sino que para la NASA también representa un gran paso en la lucha por liderar los proyectos relacionados con el “Nuevo Espacio”.

¿En qué consiste la “Misión Colmena”?

El investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) Gustavo Medina Tanco, quien está encargado de esta misión, explicó en un comunicado que los cinco micro robots tendrán que encarar los efectos de vibración y choques del cohete en el que viajarán, así como tendrán que enfrentarse a las variaciones abruptas de la temperatura lunar, su alta radiación, la interferencia producida por la electromagnética y por el regolito lunar (nombre con que se conoce al polvo que cubre la superficie de la Luna).

El investigador explicó que, si bien, son problemas a los que cualesquiera misión se enfrenta al aterrizar en la Luna, estos se vuelven todavía mucho más complejos cuando se trata de una misión en miniatura, pues cada uno de los cinco micro robots pesa menos de 60 gramos y mide 12 centímetros de diámetro.

El experto de la UNAM destacó que la tecnología con la que cuentan estos robots es única, pues no hay otro país que trabaje con esta clase de miniaturización extrema, como lo ha hecho México en los últimos años, con la cooperación de alrededor de 250 jóvenes universitarios.

“Este tipo de tecnología no la tiene nadie en el mundo y la idea es que México cuente con ella y le dé fortaleza para cooperar con empresas que el día de mañana vayan a la Luna a hacer minería, o con asociaciones de agencias espaciales que hagan ciencia en la superficie lunar”, explicó.

Con información de Mariana Lebrija

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