La delicada misión para el soldado Jackson Briggs (Channing Tatum), quien lidia con una situación personal, es acompañar a Lulu al funeral de Rodríguez (Eric Urbiztondo), excompañero de armas. El viaje es por auto. El giro es que Lulu es una pastor belga. Una encantadora perrita que actúa de manera imprevisible.

La misión, por lo mismo, es incierta de principio a fin en “Dog: un viaje salvaje” (2022), debut en la dirección de Reid Carolin & Channing Tatum. Escrita por Carolin y Brett Rodríguez, aporta novedad al tema bélico del estrés postraumático.

El cambio mayúsculo está en mostrar otro concepto del “compañero de armas”: una lomito entrenada para tareas especiales. Tanto Briggs como Lulu parecen sobrantes de una circunstancia histórica superada. Así que el viaje es una suerte de descubrimiento y resurrección mutuos. El tema deriva de las viejas películas de Rin Tin Tin, perro que hizo historia en varias aventuras.

Pero no es un viaje cualquiera: es una introspección emocional, con el fin de complacer al público usando el conocido truco de presentar un perro como genuino coestelar, con voluntad propia. Un acierto, sobre todo para Tatum, que le saca jugo a la interacción con su coprotagonista.

La dirección atina desde que preserva la brillante autenticidad que provee Lulu (a nivel de producción, tres pastores belgas la “interpretan”; por eso mismo es el mejor efecto especial). Enseguida llama la atención, bastándole con aparecer en pantalla.

La foto semiturística de Newton T. Sigel revela la fragilidad de Briggs y la humanidad de Lulu. Carolin & Tatum sostienen ágil el filme con el ritmo y el humor de su estelar canina, y con la espontaneidad de Tatum, en papel de una sola nota. Dirigen con sencillez esta adulta matinée.

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