Hackers chinos atacaron los teléfonos celulares utilizados por el candidato presidencial republicano Donald Trump y su compañero de fórmula, JD Vance, dijeron el viernes dos personas familiarizadas con el asunto.

No estaba inmediatamente claro qué datos, si es que hubo alguno, pudieron haber sido tomados, pero funcionarios estadounidenses están investigando, según las personas, que no estaban autorizadas a discutir públicamente una investigación en curso y hablaron bajo condición de anonimato con The Associated Press.

Un comunicado del FBI no confirmó que Trump y Vance estuvieran entre los objetivos potenciales, pero dijo que estaba investigando “el acceso no autorizado a la infraestructura de telecomunicaciones comerciales por parte de actores afiliados a la República Popular China”.

“Las agencias de todo el gobierno de Estados Unidos están colaborando para mitigar agresivamente esta amenaza y se están coordinando con nuestros socios de la industria para fortalecer las defensas cibernéticas en todo el sector de las comunicaciones comerciales”, dijo el FBI.

Los funcionarios estadounidenses creen que Trump y Vance están entre varias personas cuyos números de teléfono se cree que han sido atacados y sospechan que es parte de una campaña de ciberespionaje más grande lanzada por China, dijo la fuente.

El New York Times fue el primero en informar que Trump y Pence habían sido blanco de ataques y dijo que la campaña fue alertada por funcionarios estadounidenses esta semana.

El portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung, no ofreció ningún detalle sobre la operación china, pero emitió un comunicado acusando a la campaña de la demócrata Kamala Harris de haber envalentonado a adversarios extranjeros, incluidos China e Irán.

El FBI ha advertido repetidamente durante el último año sobre las operaciones de piratería informática chinas. En enero, el director del FBI, Chris Wray, dijo al Congreso que los investigadores habían desmantelado un grupo patrocinado por el Estado conocido como Volt Typhoon. Esa operación tenía como objetivo enrutadores domésticos y de pequeñas oficinas con sede en Estados Unidos propiedad de ciudadanos y empresas privadas. Sus objetivos finales incluían plantas de tratamiento de agua, la red eléctrica y los sistemas de transporte en todo Estados Unidos.

El mes pasado, Wray dijo que el FBI había interrumpido una campaña separada del gobierno chino que apuntaba a universidades, agencias gubernamentales y otras organizaciones y que instaló software malicioso en más de 200.000 dispositivos de consumo, incluidas cámaras, grabadoras de vídeo y enrutadores domésticos y de oficina.

desa/bmc

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