Seúl.- El número de fallecidos por la avalancha humana durante las celebraciones de Halloween en Seúl aumentó hoy a 154, 26 de los cuales son extranjeros. Dos mexicanas se encuentran entre los lesionados por este trágico suceso.

El embajador de México en Corea del Sur, Bruno Figueroa, tuiteó que “A poco más de 24 horas de la tragedia de Itaewon, las cifras presentadas por las autoridades son: 154 personas fallecidas, de las cuales 26 extranjeras, y 149 heridos. No hubo mexicanos entre los fallecidos, y la embajada ha tenido contacto con dos mexicanas con heridas leves”.

No dio más detalles sobre las connacionales, a las que no identificó.

Según el Mando surcoreano de Desastres y Contramedidas de Emergencia, 33 personas se encuentran graves tras la estampida y se teme por sus vidas.

A eso hay que sumar otros 116 heridos de menor gravedad –entre ellos las mexicanas-, según un comunicado del organismo, que añade que de momento todas las víctimas salvo una han sido identificadas.

Entre los 26 extranjeros fallecidos hay personas de nacionalidad iraní (5), china (4), rusa (4), japonesa (2), estadounidense (2), además de un uzbeko, un esrilanqués, un francés, un australiano, un noruego, un tailandés, un austriaco, un vietnamita y un kazajo.

El suceso se produjo en la noche del sábado cuando una muchedumbre se aglomeró de manera descontrolada en un estrecho callejón del barrio de Itaewon, donde cada año miles de personas celebran Halloween.

Cientos de personas quedaron atrapadas, algunas durante más de una hora, y como resultado muchas, la mayoría mujeres en la veintena, perdieron la vida asfixiadas.

De las 154 víctimas mortales, 98 son mujeres frente a 56 hombres, un dato que apunta, según los expertos, a que su menor corpulencia hizo que no pudieran evitar resultar aplastadas.

Unas 100 mil personas visitaron Itaewon el sábado y muchos se preguntan hoy por la escasez de policía en la zona, que ya el viernes había registrado peligrosas aglomeraciones, según han contado varios testigos.

Corea del Sur ha declarado luto nacional durante una semana por la peor tragedia que ha vivido el país desde el hundimiento en 2014 del ferri Sewol, donde perdieron la vida más de 300 personas, la mayoría de ellos estudiantes de secundaria.

En el barrio de Itaewon, la gente comenzó ayer a depositar flores frente a la salida del metro más cercana al mencionado callejón, cuyo acceso ha sido cerrado por las autoridades, y en la plaza frente al Ayuntamiento de Seúl se ha levantado un altar para que los ciudadanos puedan homenajear a las víctimas.

El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, lo visitó la mañana de este lunes en compañía de la primera dama, Kim Keon-hee, y ambos colocaron flores sobre el altar, ante el que realizaron una reverencia.

¿Por qué un evento masivo puede ser mortal?

Sin duda, la mayoría de eventos en los que se reúnen grandes multitudes transcurren sin heridos ni muertos, y los aficionados entran y salen sin incidentes. Pero los que salieron terriblemente mal comparten algunos rasgos comunes. A continuación, se explica por qué ocurre esto:

Aunque las películas que muestran a las multitudes tratando de huir desesperadamente sugieren que el atropello podría ser la causa de la mayoría de las muertes, la realidad es que la mayoría de las personas que mueren en una oleada de gente se asfixian.

Lo que no se ve son fuerzas tan fuertes que podrían doblar el acero. Eso significa que algo tan simple como respirar se vuelve imposible. La gente muere de pie y los que caen mueren porque los cuerpos que tienen encima ejercen tal presión que la respiración se hace imposible.

“Cuando la gente se esfuerza por levantarse, los brazos y las piernas se retuercen. El suministro de sangre empieza a reducirse en el cerebro”, explicó a NPR G. Keith Still, profesor visitante de ciencias de las multitudes en la Universidad de Suffolk (Inglaterra), tras la oleada de gente del Astroworld en Houston el pasado noviembre. “Pasan 30 segundos antes de que se pierda la conciencia, y alrededor de seis minutos, se entra en asfixia compresiva o restrictiva. Esa es una causa de muerte generalmente atribuida: no por aplastamiento, sino por asfixia”.

Los supervivientes cuentan historias de jadeos, de ser empujados con fuerza bajo lo que parece una avalancha de carne mientras otros, desesperados por escapar, trepan sobre ellos. De ser inmovilizados contra puertas que no se abren y vallas que no ceden.

“Los supervivientes describieron que fueron comprimidos poco a poco, sin poder moverse, con la cabeza ‘encerrada entre los brazos y los hombros… las caras jadeando de pánico’”, según un informe elaborado tras el aplastamiento humano que se produjo en 1989 en el estadio de futbol de Hillsborough, en Sheffield (Inglaterra), y que provocó la muerte de casi 100 aficionados del Liverpool. “Eran conscientes de que la gente se estaba muriendo y estaban impotentes para salvarse”.

¿Qué provoca estos eventos?

En un club nocturno de Chicago, en 2003, se produjo una oleada de gente después de que los guardias de seguridad utilizaran gas pimienta para disolver una pelea. En total, 21 personas murieron en la oleada de gente resultante. Y este mes, en Indonesia, 131 personas murieron cuando se disparó gas lacrimógeno en un estadio semicerrado, lo que provocó una aglomeración en las salidas.

En Nepal, en 1988, un repentino aguacero hizo que los aficionados al futbol se precipitaran hacia las salidas del estadio, que estaban cerradas, lo que provocó la muerte de 93 aficionados. En el último incidente en Corea del Sur, algunos medios de comunicación informaron de que la aglomeración se produjo después de que un gran número de personas se precipitara a un bar tras oír que una celebridad no identificada estaba allí.

Pero Still, el profesor británico que ha declarado como testigo experto en casos judiciales relacionados con multitudes, señaló una variación del viejo ejemplo de alguien que grita “Fuego” en una sala de cine abarrotada. Dijo a la AP el año pasado que lo que enciende la mecha de esa carrera por la seguridad en Estados Unidos, más que en cualquier otro país, es el sonido de alguien gritando: “¡Tiene un arma!”.

Los estadios vuelven a llenarse. Durante la pandemia, a medida que avanzaban los partidos, los equipos tomaron algunas medidas creativas para que todo pareciera algo normal. Se colocaron figuras de cartón de hinchas en algunos de los asientos y se introdujo el ruido del público: una versión deportiva de la banda sonora de un programa de comedia.

Ahora, sin embargo, las multitudes han vuelto, y el peligro ha regresado.

“En cuanto se añade gente a la mezcla, siempre habrá un riesgo”, dijo a la AP en 2021 Steve Allen, de Crowd Safety, una consultora con sede en el Reino Unido que participa en grandes eventos en todo el mundo.

asf

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