Por Alejandra Canchola

Diferentes políticos estadounidenses, desde el presidente Donald Trump y la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, hasta congresistas, emprendieron una campaña de ataques contra México —desde sus redes sociales— con temas como el jitomate, migración, agua y tráfico de fentanilo para desprestigiar a nuestro país.

Los políticos republicanos acusan a México de romper acuerdos como el pago de agua a Estados Unidos, de abusar de la exportación de productos como el jitomate, y de enviar criminales a su país, en alusión a los migrantes.

De acuerdo con especialistas, los ataques se relacionan con su estrategia de campaña para las elecciones de gobernadores en 2026.

“Los texanos saben un par de cosas sobre cómo enfrentar a México, en especial cuando México rompe sus promesas y toma lo que es nuestro”, dijo la secretaria de Agricultura de Estados Unidos el pasado 10 de abril al referirse a la deuda de agua que mantiene México con los agricultores de Texas.

El congresista republicano Dan Crenshaw retomó el asesinato de nueve personas en un centro de rehabilitación en Culiacán, Sinaloa, para afirmar que los agresores son “el tipo de personas” que México permite ingresar a Estados Unidos.

“Se trata de los mismos matones de los cárteles que inundan las ciudades estadounidenses con fentanilo, matando a más de 80 mil estadounidenses al año”, dijo.

Recientemente, Tim Sheehy, senador por Montana, envió una carta a la presidenta Claudia Sheinbaum para acusar a México de enviar aguas tóxicas al océano Pacífico desde Tijuana, afectando la salud de las tropas estadounidenses que entrenan en la zona.

“Mi carta a la presidenta Sheinbaum exigiendo que México tome medidas inmediatas para detener el vertido de aguas residuales tóxicas en las aguas donde entrenan nuestros militares de élite. Este desperdicio está enfermando a nuestras tropas y dañando nuestra seguridad nacional”, explicó en redes sociales.

En la conferencia mañanera del pasado lunes, Sheinbaum Pardo aseguró que esos ataques son parte de las estrategias electorales de los republicanos para ganar las gubernaturas en estados fronterizos.

“Usan a México como parte de esas campañas (…) pueden estar en campaña, pero México no debe ser el argumento para ninguna campaña de ningún político en Estados Unidos para promoverse”, dijo.

Luis Leal, politólogo e internacionalista de la Universidad de Copenhague, detalló que “la retórica de la extrema derecha en la política estadounidense sigue buscando inflamar la tensión entre ambos gobiernos con el fin de seguir incitando la xenofobia hacia los mexicanos.

“Esto es con el fin de avanzar agendas legales y políticas de la extrema derecha a nivel estatal y federal en territorio estadounidense en el marco de las campañas a gobernador”, indicó el especialista.

Agua, un problema climático

El pasado 21 de marzo, Steve Scalise, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, compartió una entrevista de la secretaria Brooke Rollins, en la que precisamente acusaba a México de incumplir el Ttratado de Aguas firmado por los dos países en 1944.

“Es inaceptable que México incumpla con sus obligaciones hídricas y perjudique a los agricultores del sur de Texas. ¡La seguridad alimentaria es seguridad nacional! ¡Me alegra que luchen para proteger a los agricultores estadounidenses y nuestra agua!”, escribió sumándose a los políticos que se quejan.

Medios locales en Texas han acusado que los republicanos utilizan el tema del agua y, específicamente, el cierre del último ingenio azucarero en el estado, como un recurso político cuando la solución no parece ser sólo la voluntad del gobierno mexicano.

De acuerdo con la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos, nuestro país no podrá cumplir con ese compromiso debido a la extensa sequía en toda la región. El Tratado de Aguas precisa que las aguas del río Bravo serán utilizadas para abastecer a los agricultores de EU y las del río Colorado al campo mexicano. Sin embargo, el convenio ha sido modificado conforme la sequía en la región se ha incrementado.

Sheinbaum Pardo detalló al participar en la sesión plenaria de la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños en Honduras que se enviaría agua de inmediato a los agricultores en Texas, pero dos días después, la secretaria de Agricultura estadounidense dijo que la medida era sólo un paliativo.

Para el 10 de abril, Trump escribió en su red social Truth Social que México le debe a Texas 1.3 millones de pies cúbicos de agua y si no paga se le aplicarían aranceles: “Mi secretaria de Agricultura defiende a los agricultores texanos, y seguiremos intensificando las consecuencias, incluyendo aranceles y, quizás, incluso sanciones, hasta que México cumpla”, amenazó.

La trampa del jitomate

El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció, el pasado 14 de abril, su intención de retirarse del acuerdo de 2019 que suspende la investigación antidumping sobre jitomates frescos procedentes de México.

En ese año, los productores de jitomate mexicanos lograron frenar pérdidas por hasta 350 millones de dólares al año, pero el gobierno de Trump aseveró que “el acuerdo actual no ha protegido a los productores estadounidenses de tomate de las importaciones mexicanas con precios injustos”.

Aribel Contreras, maestra en estudios diplomáticos por el Instituto Matías Romero, explicó que a Estados Unidos no le conviene esta medida, pues 55% de su consumo total de jitomate lo compra a México.

“Desde mi punto de vista, esto tiene más tintes políticos que comerciales, pues a ninguna de las partes le conviene que se elimine esta cuota compensatoria”, explicó.

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