A sus 53 años, Javier Bardem está en su mejor momento, tanto como para aceptar todo lo bueno y lo malo de la vida y tomar de ella las mejores lecciones, como la humildad y la constancia.

El actor ofreció una charla de más de hora y media en el Festival de Cannes en la que habló desde el flechazo con su esposa, Penélope Cruz en medio del rodaje de Vicky Cristina Barcelona hasta la pérdida de su madre, Pilar Bardem.

También recordó la cuota de humildad que tuvo en 2016 al presentar en Cannes The last face, dirigida por Sean Penn y que, asegura, fue todo un desastre, pero que forma parte de sus mejores lecciones.

“Hacer cine es como la vida, hay veces que las cosas salen muy bien y otras, fatal. Creo que está muy bien venir a un Festival de Cannes y que te abucheen porque te recuerda la humildad que hay que tener en esta profesión”, recordó el actor.

En el repaso de su carrera, no faltó su trabajo con el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu en Biutiful, película con la que ganó el premio a Mejor actor en Cannes en 2010.

Para el actor, interpretar a Uxbal en esa cinta es el papel más demandante que ha tenido en toda su carrera.

“Creo que se confabularon muchos elementos en ese personaje y en ese proyecto. Por un lado, era la primera película de Alejandro con una sola historia lineal de principio a fin. Todo el peso de la cinta recaía en un solo personaje y no en varios. Alejandro es un perfeccionista y es un director impresionante, es realmente uno de los mejores con los que he trabajado”.

El español recordó lo demandante que fue rodar la cinta durante casi seis meses, por lo que cuando le dieron el premio, esto significó uno de los momentos más importantes de su carrera.

“Me sentí muy conmovido, además de que tuve la oportunidad de dedicárselo a mi mujer, que estaba embarazada en ese momento, y también estaba mi madre conmigo. Fue una noche hermosa. Siempre le estaré agradecido al Festival de Cannes por darme eso”.

Javier también contó cómo fue filmar en las Ramblas de Barcelona en un único día de rodaje para hacer tomas de la arteria más concurrida de la ciudad condal.

“Podías sentir que era un momento peligroso, pero a eso es a lo que me refiero cuando hablo de Alejandro, él realmente va por las cosas que quiere y no se deja aprisionar por nada. Pero cuando ves la película, realmente te toca de una forma distinta y es una experiencia”.

Bardem también habló fue del director Pedro Almodóvar, a quién considera como parte de su familia; y recordó la situación en Ucrania.

“(La guerra) me recuerda lo vulnerables que somos. Yo lo único que pido son pequeñas cosas. Nada grandioso. Poder estar en silencio, en calma, en paz. No ser tan ambicioso, ir paso a paso y respetar a los demás. Ser amado”, compartió.

“Hacer cine es como la vida, hay veces que las cosas salen muy bien y otras fatal y es parte del juego, no todo es triunfo”, dice Bardem.

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