El narcotráfico ha crecido en el gobierno de Luis Arce, y hasta posee pistas “clandestinas” con iluminación nocturna, por el intenso tráfico. Lo dice Carlos Romero, que fue ministro de gobierno de Evo Morales.
Asegura Romero que el ministro que lo sustituye ahora en el cargo, Eduardo del Castillo, es narcotraficante, y que ha permitido que las avionetas capturadas durante su gestión estén ahora operando normalmente.
Luis Arce, entretanto, decidió llevar su rivalidad con Morales a la lucha contra el narcotráfico, comenzando por las campañas del gobierno para destruir las plantaciones ilegales de coca, que se concentran esta vez en el Chapare, territorio dominado por su mentor, que ahora es su enemigo.
Romero, que habla en nombre del sector de Morales, dice que la captura de fábricas de las que informa Del Castillo es falsa y busca proteger a narcos amigos del gobierno, porque no revela los nombres de los capturados, quizá para protegerlos.
Es decir que en este momento habría grupos de narcos de Morales y narcos de Arce, enfrentados, sin contar los cárteles brasileños, colombianos, mexicanos y peruanos que operan en Bolivia.
Del Castillo no está quieto. Ha ordenado a la policía actuar contra las fábricas de droga próximas al territorio del cocalero Morales, lo que incluye captura de droga y avionetas, como no ocurría antes.
Una moderna fábrica de clorhidrato de cocaína fue tomada por la policía en Villa Tunari, importante población de Chapare, próxima al lugar donde vive y opera Morales.
Allí, la policía acaba de encontrar 1.256 kilos de cocaína, pero voceros de Morales aseguran que no fue allí, sino en otro lugar, en el parque Isiboro-Sécure, territorio dominado por otra banda, a la que el gobierno querría proteger.
El conflicto que enfrenta a Morales con Arce ha penetrado la lucha contra el narcotráfico, donde ambos, a juzgar por estos anuncios e informaciones, tendrían intereses específicos.
Los narcos no son ajenos a los conflictos sociales de la región, según otros hallazgos de la policía. Una avioneta Beechcraft, de 4 millones de dólares, capturada en San Matías, departamento de Santa Cruz, dio la pista para que la policía encuentre un depósito con armas de guerra, municiones e incluso uniformes militares, similares a las que los combatientes de Sendero Luminoso utilizan en su guerrilla contra el gobierno de Dina Boluarte, en Perú.
El gobierno peruano sospecha que Morales está detrás de los envíos de armas y agitadores desde Bolivia, por lo que ha iniciado una acción para juzgar en Perú al expresidente boliviano, a quien acusa de estar detrás de los movimientos separatistas que surgieron en Puno, fronterizo de Bolivia. El ejército peruano ha sido desplazado a la frontera para controlar el territorio de Puno, donde han surgido voces separatistas.
Respecto del conflicto peruano, Arce y Morales tienen coincidencias que no se dan en otros temas. Ambos apoyan a los revoltosos alentados por Sendero Luminoso que exigen la renuncia de la señora Boluarte.
Por el momento, la coca peruana y la “pasta base” (sulfato de cocaína) han dejado de llegar a Bolivia debido al cierre de la frontera. Los cocaleros bolivianos denunciaron que la llegada de la hoja y la pasta base del Perú había provocado que caigan los precios en Bolivia.
El opositor José Carlos Sánchez cree que en todo esto hay un plan mucho más grande, que abarca a territorios de Bolivia, Perú, Venezuela y Colombia, lo que explicaría que Morales apoye a los peruanos a pesar de que perjudican a los productores bolivianos. Apunta a que las instituciones republicanas se han debilitado mientras se fortalecen las actividades ilegales. Menciona síntomas de que lo que se conoce como un “Estado fallido”.
El conflicto peruano ha frenado el tránsito de la droga que se produce en el VRAEM y que, luego de ser refinada en Bolivia, es reexportada a Argentina, Brasil y Paraguay, rumbo a Europa.
De todos modos, las avionetas bolivianas siguen operando, según denuncia el ex ministro Romero. Gozan de la ventaja de que el Ministerio de Defensa de Bolivia decidió no usar los trece radares comprados en 2017 en 225 millones de dólares. La explicación es que la Fuerza Aérea Boliviana no tiene los aviones que serían necesarios para capturar a las avionetas que fueran avistadas por esos radares.
Una situación que favorece a los narcos, ya sea que pertenezcan al sector de Morales o de Arce, enfrentados ahora públicamente.