Desde que los talibanes volvieron al poder en Afganistán, tras la retirada de las tropas estadounidenses de su territorio en 2021, han incrementado las medidas para sacar a las mujeres de la vida pública, prohibiéndoles trabajar libremente y las niñas han sido excluidas de las escuelas secundarias y la educación superior.
Grupos de activistas están haciendo sonar la alarma sobre el deterioro de los derechos de las mujeres en Afganistán.
Amnistía Internacional ha instado recientemente a la comunidad internacional a desarrollar una estrategia sólida y coordinada para presionar al régimen.
Amnistía dijo: “Las mujeres que protestaron pacíficamente contra estas reglas opresivas han sido amenazadas, arrestadas, detenidas, torturadas y desaparecidas por la fuerza”.
Las limitaciones para que las mujeres puedan trabajar les ha convertido la vida en un infierno peor, porque no pueden llevar dinero para sus casa, ni mucho menos mantener a sus hijos.
Algunas dependen de lo que sus hijos más grandes aportan económicamente, de acuerdo con lo que la señora Anwaria, una viuda en Kabul que habló con The Wall Street Journal, perdió su trabajo y las ganancias de su hijo ascienden a un dólar en un buen día. Pero al final, siempre vuelve a casa con las manos vacías. Sus ingresos ni siquiera alcanzan para comparar leña que le permita calentar la casa, contó.
Pese a que los talibanes recien asumieron el poder respitieron varias veces que los derechos de las mujeres bajo su régimen estaría garantizado, los fundamentalistas se han encargado de excluirlas gradualmente de la sociedad.
Para las mujeres que no tienen parientes varones les resulta casi imposible ganarse la vida debido a las restricciones laborales.
“Si hubiera un hombre, sería más fácil. Estoy solo con tres hijas. Las condiciones para las mujeres son muy duras”, dijo a The Walll Street Journal una mujer llamada Anisa, quien perdió su trabajo. “No hay nada que podemos hacer. Estamos todos en casa”.
Las restricciones impuestas a las mujeres afganas “están exacerbando la crisis en Afganistán”, señaló la organización no gubernamental International Crisis Group.
La plétora de prohibiciones que afrontan las mujeres desde la caída de Kabul el 15 de agosto de 2021 ha provocado “una caída repentina de la ayuda internacional que dañará profundamente a millones de afganos”, señaló la ONG en un informe.
En respuesta a las severas restricciones, como la suspensión de las aulas de educación secundaria y universitaria o la prohibición para trabajar en ONG nacionales e internacionales, “muchas agencias de ayuda han suspendido sus operaciones, generando temores de una mayor miseria en el país”, remarca el escrito.
La llegada al poder de los fundamentalistas el 15 de agosto de 2021 comportó a un deterioro en materia de derechos para las mujeres, con restricciones que van desde cubrirse el rostro para salir para salir a la calle, ir acompañadas por un familiar masculino para realizar viajes o la imposibilidad de estudiar o trabajar en ciertos puestos de empleo.
El analista económico afgano Noorullah Azizi señaló a EFE que los recortes en materia de derechos hacia las mujeres provoca que los países donantes se vean obligados a reducir sus actividades en el país, allanando así el camino al aislamiento del 50 % de la población afgana.
Privar de derechos a las mujeres opaca la ayuda humanitaria en el país, ya que muchas ONG “ya se habían retirado de Afganistán, debido al desempleo y la distribución de ayuda humanitaria a los afganos pobres y muy pobres”, creado grandes desafíos en el terreno, indicó Ebadullah Nasiri, profesor universitario de economía.
Nasiri recordó además que “las mujeres que trabajan en ONG e instituciones gubernamentales no solo mantienen a sus familias, sino que también actúan como un puente para que millones de otras mujeres reciban ayuda humanitaria y asistencia financiera”.
El experto en asuntos económicos Iraj Faqiri concluyó que la retahíla de derechos que han perdido las mujeres tras la llegada al poder de los fundamentalistas “creará más desastres en Afganistán, porque en el futuro la mitad de la población se verá privada de educación y no participará en el desarrollo de Afganistán”.