El rumor no es nada nuevo, pero es efectivo: los taiwaneses estaban siendo alimentados con carne de cerdo “envenenada” importada de Estados Unidos.
A esta afirmación, que llevaba semanas circulando, le siguió otra: el gobierno de Taiwán estaba extrayendo secretamente sangre de sus ciudadanos y entregándosela a Estados Unidos para fabricar un arma biológica con la que atacar a China.
Ambas fueron rápidamente desmentidas.
Pero se trata de un tipo de narrativa que se ha ido propagando por Taiwán antes de las elecciones presidenciales y legislativas del próximo sábado.
Forma parte del “Yimeilun” o escepticismo estadounidense que cuestiona la fidelidad del mayor aliado de Taiwán, presentando a la isla como un peón explotado por Estados Unidos.
Su principal objetivo, según los analistas, es abrir una brecha entre Taiwán y Estados Unidos, y empujar a los taiwaneses a los acogedores brazos de China.
“Parece que existe esta narrativa de que Estados Unidos no apoyará a Taiwán, o lo abandonará si hay una guerra, o si la situación no es ventajosa para Estados Unidos”, explicó Kuang-shun Yang, un investigador de desinformación que acuñó el término en 2018.
Poco fiable
Los expertos en desinformación dicen que China podría estar dando una mano en la difusión de este mensaje e, incluso, ser la fuente del mismo. Sus pruebas también apuntan a taiwaneses cercanos a Pekín.
En su modus operandi no siempre aborda teorías conspirativas: la mayoría de las veces se trata de destacar noticias que muestran a Estados Unidos de mala manera, o lo señalan como una superpotencia poco fiable.
“Para China, se trata de una batalla por la opinión pública”, afirma Puma Shen, experto taiwanés en desinformación china y candidato del Partido Demócrata Progresista (DPP, por sus siglas en inglés) a las legislativas.
“Persuadir a todo el mundo de que China es el mejor país es más difícil, pero persuadir a todo el mundo de que Estados Unidos es problemático es relativamente más fácil… para China eso se consideraría un éxito”, agregó.
Cuando la fabricante taiwanesa de chips TSMC se expandió en Estados Unidos, se calificó de coacción estadounidense y de “vaciamiento” de los recursos de Taiwán. Y la venta de armas de Estados Unidos a Taiwán se consideró un “engaño” a la isla al enviarle armas poco fiables.
Estos fueron algunos de los 84 tipos de narrativas de escepticismo hacia EE.UU. descubiertos por el centro de investigación taiwanés IORG entre 2021 y 2023 en medios de comunicación en lengua china, redes sociales, el foro en línea PTT y la plataforma de mensajería LINE.
Los departamentos de propaganda de los gobiernos provinciales chinos y los medios de comunicación estatales amplificaron estas narrativas y, en algunos casos, fueron incluso el origen de las mismas.
La mayoría de las fuentes eran políticos taiwaneses y medios de comunicación afines a China, pero hace tiempo que se sospecha de la influencia estatal china y un informe de Reuters de 2019 encontró pruebas de que funcionarios de la parte continental pagaban a medios taiwaneses por la cobertura.
El rumor de las armas biológicas mencionado al principio surgió por primera vez en un reporte sin fundamento de un periódico taiwanés, que algunos sugirieron que implicaba a Pekín.
El rumor sobre la carne de cerdo estadounidense comenzó con publicaciones en línea que afirmaban, sin pruebas, que el gobierno estaba haciendo pasar en secreto la carne de cerdo estadounidense como taiwanesa.
Semanas después, otros afirmaron que los productos porcinos estadounidenses eran venenosos, lo que se remontaba a un antiguo informe desacreditado de un periódico de Hong Kong favorable a China.
Panorama político
La idea de que la carne de cerdo estadounidense podría ser insegura ha perseguido los debates en Taiwán durante años.
Pero ha vuelto justo a tiempo para lo que parece ser una reñida carrera presidencial.
Según los cálculos de Shen, una campaña de desinformación sólo tendría que convencer a un 3% de los votantes para influir en el resultado de las elecciones.
En el periodo previo a las últimas elecciones, en 2020, Taiwán fue testigo de una oleada masiva de desinformación contra el DPP que se creía que procedía de China. Aunque finalmente fracasó (la presidenta Tsai Ing-wen ganó su segundo mandato de forma rotunda), alarmó profundamente a muchos taiwaneses.
Pero el panorama político ha cambiado desde entonces. Por un lado, las tensiones con China se han recrudecido: Pekín ha insistido repetidamente en la unificación como un objetivo, ofreciendo la paz pero sin descartar el uso de la fuerza.
Por otro, la confianza en Estados Unidos es cada vez menor.
Las encuestas muestran que el público taiwanés sigue confiando en Estados Unidos mucho más que en China. Pero la encuesta anual American Portrait, realizada por académicos taiwaneses, reveló que el año pasado sólo el 34% de los taiwaneses creía que Estados Unidos era un país digno de confianza, frente al 45% en 2021.
Otra encuesta realizada por la Fundación de Opinión Pública de Taiwán reveló que el 51% de los jóvenes taiwaneses de veintipocos años se identifican con la narrativa del escepticismo estadounidense, el porcentaje más alto entre todos los grupos de edad.
La organización encuestadora señaló que una posible razón era que los taiwaneses más jóvenes tenían más probabilidades de ser enviados a la primera línea de cualquier posible guerra.
La mayor parte de este escepticismo podría atribuirse a las propias acciones de Estados Unidos. La desastrosa retirada de tropas de Afganistán y la reticencia de un Congreso dividido a seguir financiando a Ucrania en su guerra han contribuido al temor de los taiwaneses a que Estados Unidos les abandone o no intervenga si China ataca, dicen los analistas.
En 2021, Jaw Shaw-kong, candidato a la vicepresidencia por el Kuomintang, que ha abogado por estrechar los lazos con China y fomentado el escepticismo de EEUU, advirtió que “si Taiwán no quiere convertirse en un segundo Afganistán, tiene que pensar claramente si quiere la guerra o la paz”.
El escepticismo estadounidense también ha contribuido a “sembrar” la duda, afirmó Chihhao Yu, autor del estudio del IORG. “Y entonces, cuando EE.UU. comete un error, confirmaría las sospechas previas”.
“Mentalidad huérfana”
Como otras formas de propaganda y desinformación, el escepticismo estadounidense también se nutre del miedo, ya sea por la seguridad alimentaria o por la amenaza de guerra.
Pero también explota algo fundamental en la psique taiwanesa: una inseguridad de décadas sobre su relación con Estados Unidos.
Según Yang, esto se debe a la “mentalidad huérfana” de Taiwán.
“Taiwán fue colonia de muchos imperios, transferida una y otra vez por sus anteriores gobernantes. Esa perspectiva histórica siempre ha residido en la memoria colectiva”, comentó, añadiendo que “el detonante más directo ocurrió en 1979”.
Fue el año en que Estados Unidos asombró al mundo y consternó a Taiwán al formalizar relaciones diplomáticas con China tras meses de negociaciones secretas. Al cambiar el reconocimiento de Taipei a Pekín, Estados Unidos rompió los lazos oficiales con la isla.
Pero también aprobó una ley que establecía que debía ayudar a Taiwán a defenderse. Hasta hoy mantiene estrechas relaciones informales con la isla y le vende armas.
Pero la ruptura diplomática sembró la idea de que Taiwán podía volver a ser abandonado por Estados Unidos. El dolor fue tan profundo que dio lugar a una canción taiwanesa de gran éxito en los años ochenta llamada Orphan of Asia (Huérfano de Asia), que habla de un “huérfano que llora en el viento” mientras “el viento occidental canta una triste canción en el este”.
Por este motivo, el escepticismo de Estados Unidos a menudo funciona en tándem con las narrativas pro-China como “fuerzas de empuje y atracción”, animando a Taiwán a comprometerse más con China para garantizar la paz, añadió Yang.
“Si Taiwán es huérfana, debería ser un hijo pródigo que vuelve a casa con la gran nación [de China], en lugar de permanecer como subsidiaria de EE.UU.”.
Las garantías estadounidenses son el mejor antídoto contra el escepticismo de EE.UU., dicen los analistas.
“Si nuestro aliado fuera más consciente de los peligros del escepticismo estadounidense y saliera a reiterar los aspectos positivos de nuestra asociación… la gente vería que esta [relación] es buena para nosotros”, afirmó Yu.
“China hace esto todo el tiempo, hablan de todos los beneficios que Taiwán obtiene de China. Pero no se ve tanto en los mensajes de la política estadounidense”, resaltó.
Cuestión de actitud
La isla ha reforzado sus defensas contra la desinformación con campañas de educación pública, líneas directas de denuncia e incluso chatbots de inteligencia artificial que señalan las noticias falsas.
El parlamento taiwanés también ha estudiado leyes contra la desinformación, aunque esto ha suscitado preocupación por las posibles restricciones a la libertad de prensa.
Pero se calcula que Taiwán ya es el lugar del mundo más afectado por la difusión de información falsa por parte de gobiernos extranjeros.
Años de propaganda y desinformación han polarizado a la sociedad y creado una mayor desconfianza hacia los hechos, según Wei-ping Li, investigador del grupo anti desinformación Taiwan Factcheck Center.
“El problema no es tanto la desinformación, sino la actitud de la gente ante la información… se preguntan: ¿se puede confiar en esto? Juzgarán la credibilidad de la información en función de su afiliación partidista o sus opiniones políticas”, explicó.
Según Shen, a medida que Taiwán mejore su capacidad de defensa, China mejorará su capacidad de influir en el discurso con métodos más sofisticados.
Asegura que las constantes advertencias del gobierno de Taiwán sobre los peligros de la influencia china, combinadas con los esfuerzos de Pekín por estigmatizar las críticas a China, han provocado el cansancio de los taiwaneses de a pie.
“Hoy en día, incluso si queremos hablar de los problemas de China, habrá gente que dirá… ¿Por qué no hablas de los problemas de Estados Unidos?”, apunta.
mcc