Con la mitad del torneo ya disputada, algo imposible de ignorar es la baja asistencia que se ha dado en los partidos de la primera división. 

Para poner en perspectiva las pobres entradas en los estadios, Jaguares FC, equipo de la Serie A de la Liga Premier, logró tener nueve mil aficionados en el Víctor Manuel Reyna. Los Pumas un domingo por la tarde apenas pudieron tener cerca de siete mil 200 aficionados en su juego ante Xolos. 

Otros equipos que no logran tener un aforo superior a siete mil aficionados fueron Puebla y León, quienes tuvieron seis mil y cinco mil respectivamente. 

Equipos como Monterrey, tuvieron una asistencia de 44 mil aficionados, teniendo el inmueble a tres cuartas partes de su capacidad. La visita de Chivas a Cruz Azul convocó a 26 mil personas, algo representa poco más de la mitad de capacidad de la Ciudad de los Deportes. 

La baja en la asistencia es un reflejo de la gran decadencia que existe en el fútbol mexicano. Dirigentes que quitaron la tensión y emoción de un ascenso y descenso, de una clasificación a la liguilla de último momento. 

Crearon un producto en ocasiones es inaccesible para cierto sector de la población. Las generaciones más jóvenes, están deslumbrados por el fútbol europeo, dejando de lado a las maltrechas figuras creadas por el fútbol mexicano en los últimos años.  

De hacerse nada al respecto, quedará solo el esqueleto de la que una ves se de las mejores ligas del continente americano, con un público que no consumirá un producto que fue deformado a la conveniencia de unos pocos.

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