Por Jorge Emilio Sánchez
Como Luis Humberto Navejas, vocalista del grupo Enjambre, millones de personas en México crecieron escuchando boleros, cha cha cha, cumbias, pasodobles y hasta bossanova, en alguna radio vieja de sus padres o abuelos.
Sin embargo el tiempo, las amistades y otras circunstancias de la vida hicieron a Luis interesarse por el rock, estilo musical que pareciera estar distanciado de los otros más longevos, pero que en esencia siguen siendo cercanos.
“Al final de cuentas estos ritmos fueron el rock de su momento, además son influencias que siempre han estado presentes en nuestra música, y ahora quisimos darles todo el protagonismo”, compartió Luis Humberto, previo a su primer Auditorio Nacional con una nueva propuesta musical.
El disco está formado con canciones propias de Enjambre, pero reinterpretadas en todos esos ritmos que millones escucharon por la radio, y hasta en formato LP. Ritmos que siguen resistiendo en las plazuelas de los barrios, o en los salones de las entrañas en la Ciudad de México, de los cuales también nutren la nueva estética del grupo y que ahora llegan al Auditorio Nacional.
¡Música maestro!
Trajeados, con saco guinda y zapatos de charol, luciendo el bigote y las barbas, y acompañados por una orquesta conformada por violines, contrabajo, viola y vientos, llegaron al escenario del Auditorio Nacional los 5 integrantes de Enjambre.
Mientras sus fans hicieron lo propio, las mujeres de vestido largo, los hombres con smoking, atendiendo el llamado de su banda a sumarse a la nueva estética del grupo. Y en el escenario luces amarillas, que recuerdan las de los salones de baile de la ciudad como California, Los Ángeles, o Tropicana, para poner a tono el ambiente del lugar.
Y para terminar de aderezar, arrancó la música con “Enemigo”, un clásico rockero de la banda, que ahora sonaba con redobles de bongos y congas, pero que el público igualmente coreo, respaldando cada paso de esta nueva etapa del grupo.
Las claves, las maracas, el güiro y la campana, siguieron reinventando el sonido de Enjambre en “Cámara de faltas”, con un ritmo más acelerado, que mezclaba cha cha cha y cumbia, con un Luis Humberto gozando en baile.
Y aunque el micrófono fue un contratiempo durante algunas canciones, la gente no abandonó a la banda, y cuando no se escuchaba la voz principal en el tema “Visita”, nuevamente las 10 mil personas en el Auditorio, sostuvieron el momento con sus coros.
El vínculo con los fans
El concierto continuó con “Elemento”, y “De nadie”, donde Luis decidió acercarse más al público y salir de su posición de cantante para ser un amigo de su gente, abriendo los brazos mientras sacaba sus mejores pasos o chasqueando los dedos para invitar a la gente a aplaudir.
“Gracias, muchas gracias público de la Ciudad de México, si me lo permiten…”, dijo Luis que de la emoción no pudo terminar la oración hasta que el público dejó de aplaudir “Si me lo permiten quisiera darles las gracias por todo el apoyo, por todo el respaldo, por escuchar y estar aquí el día de hoy, hemos tenido muchos Auditorios pero hoy esta energía es diferente”, dijo el vocalista y su público respondió en gritos aplausos, y hasta un “¡Te amo Humberto!”, se escuchó.
Pero aunque lo más importante es la conexión con el público en vivo, la transmisión por medio de Twitch permitió a otros miles disfrutar de las “Noches de Salón”, que incluyeron canciones en directo que no vienen en el disco.
“Claro que no hay como subir al escenario y conectar con la gente, pero también queremos que toda la gente que quiera pueda escucharnos, por eso recurrimos a la tecnología, para quién no pudo pagar un boleto también pueda compartir la emoción de este nuevo proyecto”, señaló Humberto antes del concierto.
La despedida
Las intenciones de fortalecer la conexión se cumplieron dentro del Auditorio y probablemente también en quienes siguieron a Enjambre de forma remota desde su casa, pues en su falso final el público pidió otra gritando “¡Enjambre, Enjambre!” para no dejar ir al grupo.
En medio de ese grito regresaron para interpretar dos temas más “Vida en el espejo”, y “Divergencia”, con las que ahora sí dijeron adiós, con papeles de colores volando en todo lo alto del Auditorio y haciendo reverencia a su público en compañía de su orquesta, que también levantó la calidad de cada canción, con clarinetes, y saxofones.
El grupo continuará hoy su gira en la capital con otra noche de ritmos tradicionales, en su segunda fecha del Auditorio Nacional, para seguir su camino por las ciudades de Hermosillo y Querétaro este mes de septiembre.
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