Las cuestionadas elecciones presidenciales en Nicaragua concluyeron ayer con la oposición clamando un enorme abstencionismo y el oficialismo una gran participación que derrotó “el terrorismo”, mientras Estados Unidos advertía de que vendrán sanciones tras lo que llamó “pantomima” electoral.

No hubo sorpresa alguna tras la jornada electoral que se prevé confirme un cuarto mandato consecutivo para el presidente Daniel Ortega, quien no tuvo real competencia con siete aspirantes opositores detenidos. Las urnas cerraron a las 18:00 horas locales, tras 11 horas de votación, en una jornada vigilada por 30 mil militares.

Un total de 4.4 millones de electores estaban llamados a elegir, además de presidente, a 90 diputados de un Congreso que, igual que todos los poderes del Estado, está bajo control del Ejecutivo, así como a 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.

El Consejo Supremo Electoral indicó previamente que los primeros resultados parciales se publicarían alrededor de la medianoche. El conteo provisional se esperaba para hoy.

El observatorio multidisciplinario Urnas Abiertas informó que en el contexto de la jornada se registraron una serie de irregularidades, incluidas detenciones de opositores, mientras que la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco indicó altos niveles de abstención. En un informe preliminar, Urnas Abiertas dijo que trabajadores del Estado fueron “obligados a enviar una foto de la boleta con su nombre escrito en el sitio en que se marca la equis”.

La oposición hizo un llamado a los nicaragüenses para que no avalaran con su voto lo que llaman “farsa” electoral. Sacerdotes católicos se unieron a la petición. En otros países, nicaragüenses pidieron a la comunidad internacional rechazar estos comicios.

En Managua y las principales ciudades del país, las calles lucían vacías: “En los últimos años estaba realmente lleno… Antes tenías [que esperar en una ] gran fila para venir aquí y ahora está vacío”, dijo la nicaragüense Mayela Rodríguez desde un centro de votación casi desierto en la capital.

Entre los votantes destacaban activistas de la Juventud Sandinista, organización adscrita al partido de gobierno, como Edwing Dávila, de 25 años: “Voto porque es mi derecho como ciudadano, por amor al Frente Sandinista y porque quiero más progreso para mi país”, dijo a The Associated Press.

Raquel Baltodano, ayudante en una tienda de abarrotes de la zona occidental de Managua, explicó que acudió a sufragar bajo coacción: “Mi patrona es sandinista y me dijo que si no votaba me iba a correr [despedir] del trabajo”.

El gobierno no invitó a observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y el Centro Carter, que cuestionaron la reelección de Ortega en 2011 y 2016, y en su lugar acreditó a 232 “acompañantes electorales”, en su mayoría enviados por gobiernos y partidos de izquierda.

Ortega, quien cumple 76 años el próximo jueves, tras acudir a votar arremetió contra los opositores. “[Estamos] desafiando a los que promueven el terrorismo, financian la guerra, a los que sembraron el terror”, dijo, aludiendo a las manifestaciones de 2018 que pedían su salida y dejaron más de 300 fallecidos.

Aseguró que los 39 opositores detenidos en los últimos meses, incluyendo siete aspirantes presidenciales, “estaban conspirando, no querían que se realizaran estas elecciones… vendieron el alma al imperio”. Según él, Nicaragua vive una batalla entre “el terrorismo” y “la paz”.

En Estados Unidos, el presidente Joe Biden dijo que lo que Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron ayer, “fue una elección de pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática”.

Urgió al nicaragüense a “restaurar” la democracia, a liberar a los opositores y advirtió que en tanto eso no suceda, en coordinación con otros miembros de la comunidad internacional, “usará todas las herramientas diplomáticas y económicas” para ayudar al pueblo de Nicaragua y pedir responsabilidades a Ortega, Murillo y a quienes “facilitan sus abusos”.

Sin llegar a decir que desconocerá los resultados electorales, expresó que Ortega ya no tiene un “mandato democrático”. Esta semana, la OEA podría suspender a Nicaragua del bloque regional.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, felicitó a Ortega por su predecible victoria y reiteró que “Nicaragua tiene quien la defienda”. 

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