Por Mariana Lebrija Clavel
Una nueva investigación no sólo revive el falso descubrimiento de un antiguo ancestro humano, que fue conocido con el nombre del “Hombre de Piltdown”, que por muchos años se creyó que cerraba la brecha evolutiva entre los simios y los humanos, sino que demuestra que, además de ser creado con partes oseas de orangután y un hombre medieval, también se usaron huesos de una mujer del medievo, de hecho, aseguran que los fragmentos femeninos son los más predominantes.
En 1912, el fanático de la ciencia Charles Dawson presentó, con el respaldo de la Sociedad Geológica de Londres, al “Hombre de Piltdown”. Se trataba de los restos fósiles que responderían a una incógnita que persistió por años en la comunidad científica, la que buscaba desentrañar qué especie había precedido a los primeros humanos, marcando la evolución de los primates, que de acuerdo con los informes de esa época, databa de hace 500 mil años.
Transcurrieron casi 50 años para que se descubriera que se trataba de un hallazgo falso y que, en realidad, Dawson había armado premeditadamente al supuesto ancestro humano, haciendo uso de fragmentos fósiles de tres especies distintas; dos primates y una humana.
El supuesto hallazgo fue desmentido en la revista “Time”, en 1953, en la que se publicó que Dawson buscaba crear la falsa idea de que se trataba de “los restos humanos de un nuevo antepasado”, “el eslabón perdido de la evolución humana”, motivo por el que había combinado a propósito restos de primates y de humanos.
Este fue denominado uno de los mayores engaños científicos del siglo XX.
Ahora, el diseñador tridimensional brasileño Cícero Moraes, junto con un equipo de arqueólogos, recrearon digitalmente el aspecto del “Hombre de Piltdown”; imágenes que publica la revista “The ligther side of science”.
Los investigadores no sólo obtuvieron las imágenes que recrean cómo habría lucido el falso ancestro, sino que descubrieron qué partes de los restos humanos y de los primates había hecho uso Dawson para crear a su “Hombre de Piltdown”.
Moraes explica que Dawson hizo uso de un cráneo humano de un hombre de la época medieval, la mandíbula inferior de un orangután de 500 años de antigüedad y dientes fósiles de chimpancé, los cuales -destacó- fueron pegados con resina dental, la cual se usa para completar las piezas dentales rotas, pues adopta un color muy parecido al de los dientes.
Este no fue el único hallazgo que llevaron a cabo con las imágenes tridimensionales, sino que los investigadores concluyeron que Dawson no sólo uso restos de un hombre, sino que también utilizó huesos de una mujer, que databan -al igual que su par masculino- del medievo, a quien correspondía la mandíbula del ancestro.
Pero eso no fue lo más sorprendente, sino que determinaron que entre los cuatro tipo de restos; el de la mujer, el hombre, el orangután y el chimpancé, la mayoría de ellos correspondía a los huesos de la mujer; fue entonces que concluyeron que el verdadero nombre del ancestro debió de ser “la Mujer de Piltdown”.
“Combinando esto con los aspectos delicados del cráneo, presenta la posibilidad de que, de hecho, no sea un hombre, sino una ´Mujer de Piltdown´´”, dijo Moraes a la publicación científica.
En 2016, cabe destacar, la experta en evolución humana Isabelle De Groote sugirió que la historia y la construcción del “Hombre de Piltdown” fue llevada a cabo sólo por un único falsificador; Charles Dawson, quien cree que actuó sin el impulso de ninguna otra mente.
“De nuestro análisis se desprende claramente que este trabajo probablemente fue realizado en su totalidad por un solo falsificador: Charles Dawson”, dijo en una declaración a la Universidad John Moores de Liverpool.
melc