La invasión de Rusia a Ucrania evidenció otra vez las divisiones que existen en Naciones Unidas sobre el tema, con tres propuestas de resolución humanitarias distintas y enfrentadas. Una fue rechazada de tajo: la rusa, presentada en el Consejo de Seguridad por el embajador Vassily Nebenzia, que reconocía las crecientes necesidades de la población de Ucrania, sin mencionar que el origen de la crisis es el ataque ruso, iniciado el pasado 24 de febrero.

Para que fuera aprobada, Rusia necesitaba un mínimo de nueve votos favorables en el Consejo de 15 miembros, sin el veto de alguno de los otros cuatro miembros permanentes: Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China. Sin embargo, Rusia sólo recibió el apoyo de su aliado Beijing, mientras que los 13 miembros restantes se abstuvieron.

El proyecto, copatrocinado por Bielorrusia, Corea del Norte y Siria, pedía, entre otras cosas, respeto a los principios humanitarios, condenaba los ataques contra civiles y solicitaba un alto al fuego negociado en Ucrania. Nebenzia lo presentó como una resolución “libre de cargas políticas”, pero otros países lo calificaron de “burla”.

“Es inaceptable que Rusia tenga el valor de presentar una resolución pidiendo a la comunidad internacional que resuelva una crisis humanitaria que sólo Rusia ha creado”, dijo la embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield, quien acusó a Moscú de tratar de usar la ONU para dar cobertura a sus acciones. “Si Rusia está tan preocupada por la población civil, no tiene más que hacer una cosa: detener su ofensiva y retirar sus tropas de Ucrania”, añadió el representante francés, Nicolas de Rivière.

Esta propuesta fue presentada en respuesta a una iniciativa de Francia y México, que buscaba que el Consejo —cuyas decisiones son vinculantes— aprobara una resolución sobre la crisis humanitaria que sí señalaba directamente a Rusia. Pero tras varias rondas de negociaciones, quedó claro que no podrían sacarla adelante y que Rusia ejercería su poder de veto, por lo que decidieron acudir a la Asamblea General, donde no existe el veto.

En la Asamblea, la resolución, titulada Consecuencias humanitarias de la agresión, presentada por Ucrania y promovida por México y Francia, comenzó a ser revisada y de inmediato se encendieron los ánimos.

Nebenzia la calificó de “otro show antirruso más, esta vez arropado bajo un supuesto contexto humanitario”. Exhortó a los 193 Estados representados en la Asamblea a rechazar esta resolución “políticamente motivada” y a votar en favor de otra, presentada por Sudáfrica, que no menciona a Rusia y que, a decir del embajador, se enfoca sólo en temas humanitarios “sin evaluación política alguna”.

La votación de la iniciativa franco-mexicana tendrá lugar este jueves, tras quedar aplazada.

¿Qué molestó a Rusia?

El texto pide “el cese inmediato de las hostilidades” generadas por la invasión rusa y la “retirada inmediata, completa e incondicional” de las fuerzas armadas rusas de territorio ucraniano.

Asimismo, pide el cese de la violencia contra civiles y objetivos civiles e insiste en que cesen los sitios de ciudades como Mariupol, que “no hacen más que agravar la situación humanitaria de la población y obstaculizar los esfuerzos de desalojo”.

“La asistencia humanitaria no puede ser rehén de consideraciones políticas”, dijo el embajador de México Juan Ramón de la Fuente, quien sostuvo que esta iniciativa “es lo mínimo que se merece el pueblo ucraniano. La respuesta debe estar a la altura de las necesidades”.

Thomas-Greenfield también abogó por un voto a favor de esta iniciativa. “Si votan a favor de esta resolución, están votando por el fin de la guerra”, enfatizó. El embajador ucraniano Sergiy Kyslytsy expresó que aprobarla enviaría un poderoso mensaje dirigido a ayudar a la gente atrapada en el conflicto y a poner fin a la acción militar de Moscú.

Sin embargo, otros países como Brasil o Tailandia han mostrado su distancia y si bien condenaron los crímenes cometidos en la guerra, la misión brasileña criticó la imposición de sanciones a Rusia y la tailandesa censuró la “politización”, que, afirmó, impera en la ONU. Otras naciones demandaron dejar fuera el nombre de Rusia, para evitar que el tema “se politice”.

En todo caso, el impacto real de una resolución avalada en la Asamblea es prácticamente nulo y sin visos de traducirse en acciones prácticas, dado que se trata de un órgano sin poder ejecutivo. En cambio, ha servido para poner de manifiesto no sólo las diferencias en el relato de la guerra, que hoy cumple su primer mes, sino también en la relación de fuerzas en la escena internacional.

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