“Eugenio Derbez nos hiciste reír mucho”, dijo Patrick Wachsberger, productor de la cinta CODA, señales del corazón, al recibir el premio a Mejor Película anoche en la 94 entrega de los Oscar. La cinta, que cuenta la historia de Ruby, una chica de 17 años que es la única integranteque escucha en una familia de sordos, sorprendió a muchos invitados al Teatro Dolby, al llevarse el máximo reconocimiento, pero no tanto a quienes, como el mismo realizador dijo, buscaban una suerte de bálsamo tras una época difícil que devino con la pandemia.

“Realmente quiero agradecer a la Academia por reconocer una película sobre el amor y la familia en estos momentos difíciles que necesitamos hoy en día”, explicó Wachsberger junto al actor mexicano.

La noche del Oscar intentó, como el filme ganador, llevar a todos a una realidad distinta a la de los últimos dos años. Y justo como el productor dijo, que Eugenio les dotó de risas, acá se recurrió al humor para el mal trago pandémico, pero no se consiguió.

La ceremonia pasó de momentos hilarantes que parecían ser catárticos, al llanto, los golpes y la confusión. Había que reír y la Academia lo intentó, sólo que quienes suelen reír, como el propio Will Smith, se quebraron ayer.

“Richard Williams fue el primer defensor de su familia y en este momento en mi vida yo estoy abrumado por lo que Dios me pide que haga y que sea en este mundo”, dijo un desencajado Will Smith, entre lágrimas, al recibir la distinción como Mejor actor.

Había protagonizado uno de los momentos más sui genéris de la noche, que causó justo risa y luego confusión en los invitados cuando, más temprano en la velada, el comediante Chris Rock bromeó respecto a su esposa, Jada Pinkett.

“Jada, te amo, no puedo esperar para la parte dos de G.I. Jane, refiriéndose a la película noventera en la que raparon a Demi Moore para el papel. Ante este comentario, Will subió al escenario y le dio un golpe en la cara a Chris, ante la risa de algunos y los “ohhh”, cuando desde su asiento Will gritó: “Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu boca”. Tras recoger su premio, Smith se disculpó.

Nerviosismo

Este año los rostros invitados pudieron mostrar sus sonrisas desde la alfombra roja y ya en el Teatro Dolby, pues no hubo necesidad de mascarillas, como si el Covid-19 hubiera sido un mal sueño, la pesadilla del confinamiento y las pérdidas.

Las risas generadas por las presentadoras Regina Hall, Amy Schumer y Wanda Sykes vinieron bien y a tono con los invitados, que habían pasado 6días de pruebas estrictas y estresantes: Al menos dos PCR, en días específicos, el 24 y el 26, la noche previa a la ceremonia, la que puso a todos a contra reloj.

Algunos como Lin-Manuel Miranda, no pudieron asistir al no pasar los test y otros como Derbez se hicieron la prueba en plena avenida Rodeo Drive.

Las presentadoras pudieron de inicio marcar el buen humor con un poco con bromas de género y raza, otras invirtiendo los papeles y cosificando ellas a los varones, como a Bradley Cooper, o minimizando la trayectoria de Samuel Jackson. Ese sentido del humor se entendió bien, era casi necesario, como cuando dijeron que en el memorial se menciona a los Globos de Oro (que han tenido problemas por no ser inclusivos).Pero la Academia no se salvó, se bromeó con las novias de DiCaprio (por las que, se dijo, quería salvar el mundo con su cinta “Don’t look up”); y el que después de que Hollywood ignorara a las mujeres, ahora premiara a una cinta inspirada en el padre de las tenistas Venus y Serena Williams (Rey Reichard: Una familia ganadora).

Al final, las lágrimas de Will fueron casi un aviso de que falta un tiempo para olvidar el desequilibrio emocional de la pandemia y reír, ahí sí, sin actuar.

Samuel L. Jackson recibió la estatuilla dorada en reconocimiento a su carrera.

El actor británico, Anthony Hopkins, comentó “Qué loco estar aquí, Will Smith lo dijo todo, qué más puede decirse excepto, paz, amor y calma, gracias Will”.

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