La carestía es un problema grave para la economía familiar mexicana a pesar de que tiende a desacelerarse, debido a que la parte subyacente, que es el segmento más duro del alza de precios, sigue su tendencia al alza, colocándose por segunda quincena consecutiva por arriba del dato general.

En la primera mitad del presente mes, el Índice Nacional de Precios al Consumidor reportó un incremento anual de 8.14%, ligando cinco quincenas a la baja, gracias a un menor dinamismo en el indicador no subyacente, es decir, la parte más volátil de la inflación que comprende energía y productos agropecuarios principalmente, revelan los datos publicados por el Inegi.

Por el contrario, la inflación subyacente viene ligando 12 quincenas al alza para llegar a 8.66% en la primera mitad de noviembre, y ubicándose en su tasa más alta en más de 22 años, desde la segunda quincena de agosto de 2000, cuando reportó 8.68%.

“La aceleración vino tanto por el lado de las mercancías alimenticias y no alimenticias, como por el de los servicios distintos a vivienda y educación, los cuales, posiblemente, todavía muestran algo de presión por el efecto de la reapertura, así como por el traslado del incremento en salarios e insumos (por ejemplo, alimentos en el caso de restaurantes y similares)”, explicó Alejandro Saldaña, analista económico de grupo financiero Ve por Más.

Al interior de la inflación subyacente, los precios de los alimentos procesados siguen aumentando a un ritmo elevado, con una tasa anual de 14.10% en la primera quincena de noviembre de 2022, su aumento más elevado en 23 años, desde la segunda quincena de noviembre de 1999, cuando llegó a 14.30%.

En opinión de los analistas de Banorte, los productores de alimentos procesados están buscando recuperar márgenes perdidos por el alza en costos. Además, persiste cierta incertidumbre para otros bienes, anticipando la caída usual por El Buen Fin en la siguiente quincena, pero que se revertirán en el corto plazo.

En la parte de la inflación subyacente relacionada con los servicios, consideran que sus resultados son más mixtos, con algunas señales de respiro en la vivienda, pero con los restaurantes aún batallando con costos más altos y trasladándose a los consumidores, especialmente conforme la demanda parece ser resiliente, además de que no descartan que una mayor afluencia por la Copa del Mundo pudiera generar presiones adicionales.

En este sector destacan los aumentos en las tarifas de los servicios turísticos en paquete, con un alza anual de 16.21%; transporte aéreo, 15.42%; así como loncherías, fondas, torterías y taquerías, 12.74%.

“Si en los próximos meses hay algún shock en los precios de los energéticos o de los agropecuarios (…) la inflación volverá a acercarse a sus máximos y el deterioro de las expectativas, que son las que evitan el descontrol de la espiral, sería peligroso”, dijo Daniel Arias, analista de Monex.

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