Una de las integrantes del grupo de protesta ruso Pussy Riot, María Aliójina, explicó el miércoles que había podido salir de Rusia tras engañar a la policía disfrazándose de repartidora de comida.
La activista se suma a los miles de rusos que han abandonado el país desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania el 24 de febrero.
En septiembre, Aliójina fue condenada a un año de “restricciones” a su libertad (que incluyen control judicial, toque de queda nocturno, prohibición de salir de Moscú) por haber convocado una manifestación contra la detención del principal opositor ruso Alexéi Navalni.
En abril la justicia rusa endureció las medidas contra Aliójina sustituyéndolas por una pena de prisión, en una vista a la que no asistió.
En una entrevista con el New York Times, la activista de 33 años dijo el miércoles que había conseguido salir de Moscú disfrazada de repartidora de comida, dejando su teléfono móvil para evitar que la policía la localizara.
Luego cruzó la frontera hacia Bielorrusia y una semana después pudo cruzar a Lituania tras varios intentos, explicó en la entrevista.
“Me alegré de haberlo conseguido, porque fue un gran e imprevisible ‘beso de despedida’ para las autoridades rusas”, dijo al New York Times.
Su compañera Lucy Shtein, también miembro de Pussy Riot, publicó una foto en Twitter de María Aliójina con un uniforme verde de la compañía Delivery Club y con una bolsa de comida a la espalda.
Aliójina “no ha huido de Rusia, se ha ido de gira”, empezando por un concierto el 12 de mayo en Berlín para recaudar fondos para Ucrania, dijo Shtein en Twitter.
Maria Aliójina ya cumplió una condena de dos años de prisión por realizar una “oración punk” en la principal iglesia de Rusia –la catedral de Cristo Salvador de Moscú– en 2012.
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