Por Jorge Emilio Sánchez

Para el actor Jacob Fortune Lloyd (Gambito de dama), lo más importante al tomar cualquier proyecto actoral nuevo es que éste le emocione, y que tenga el potencial de enganchar al público.

La oportunidad perfecta para lograrlo fue dando vida, en “Midas man”, a Brian Epstein, quien fue el mánager que profesionalizó y guió por casi 10 años a “The Beatles”.

“Lo más impactante de Brian, para todos los que participamos, es darnos cuenta de todo lo que logró antes de morir, y que murió siendo tan joven. El mensaje que me motivó a participar en eso fue darnos cuenta de que debemos amar más a los que tenemos, porque nunca sabemos cuánto tiempo nos queda con ellos”, cuenta Lloyd.

Brian Epstein falleció en 1967 debido a una sobredosis por consumo excesivo de barbitúricos, medicamentos psiquiátricos utilizados para controlar la ansiedad o el insomnio, que el empresario consumía por la presión de un entorno de la industria musical vertiginoso, duro y exigente, y siendo además homosexual.

“Pienso que esa libertad que quizás él no tenía le ayudó a darles esa plataforma, esa libertad y espacio, algo que influyó en artistas de formas inesperadas, al punto que logró que explotaran su creatividad”, opina Lloyd.

Brian Epstein descubrió en una taberna del puerto de Liverpool a “The Beatles”.

Ese sería el primer paso para que él se acercara a la banda inglesa y se convirtiera posteriormente en su mánager.

Desde entonces la carrera del cuarteto no pudo entenderse sin su figura, y cuando se fue, el grupo comenzó a tener conflictos.

De acuerdo con el director Joe Stephenson, la película mostrará su faceta difícil, pero también la que iluminó a la banda.

“Cuando uno lo ve, desde afuera, sin conocerlo a fondo, se tiene una idea de quién era el gerente de la banda, alguien duro, alguien de alto perfil, pero en realidad era una persona genuina, y amable; cuando escuchas a alguien que lo conocía, que habla de él, eso es lo que más se recuerda. Cómo amaba, y cómo le hizo sentir que quienes trabajaban con él que se sintieran en familia”, cuenta Stephenson.

Eso fue lo que definió el tono de la película, mostrar cómo, pese a un ambiente adverso al que se enfrentó Epstein, al ser una persona homosexual en aquellos años, profesionalizó a una de las bandas de rock más influyentes de la historia de la música.

“Esa es la sensación que quiero que la audiencia tome. Quiero que sientan de la misma manera que la gente que lo conocía y lo amaba, lo sintieron, es una celebración de su vida. Y esto no se aleja de las cosas difíciles de su existencia, pero la celebración es entonces el principal asunto”, cuenta.

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