Elisa Carrillo Cabrera, la primera latinoamericana en ganar los premios de ballet más importantes del mundo, se despedirá este domingo del Staatsballet berlinés tras 17 años sobre el escenario. Lo hace agradecida sobre lo vivido y aprendido, pero también con la ilusión de empezar una nueva etapa.
“He aprendido tantas cosas en este lugar y creo que en este punto de mi carrera es momento de volar de otra manera”, dijo a tras uno de sus últimos ensayos.
La bailarina, oriunda del estado de México, interpretará en su última aparición como primera bailarina un solo titulado “Tué” dirigido por el coreógrafo alemán Marco Goecke y un dueto junto con Giovanni Princic de “Caravaggio, del coreógrafo italiano Mauro Bigonzett, en el marco de la gala del 20 aniversario de la compañía.
Elisa, primera solista del Staatsballett desde hace cinco años, agradece al equipo, la dirección y a los compañeros que la han apoyado y acogido durante casi dos décadas de su carrera internacional como bailarina.
“Ha sido el lugar donde crecí, me volví primera bailarina, amo este lugar. Sin embargo ahora tengo que abrir un capítulo nuevo en mi carrera”, indicó con el tono de voz amable que la caracteriza.
Reconocimientos internacionales
Como resultado de una carrera brillante, Carrillo ha sido la primera latinoamericana en ser galardonada con prestigiosos reconocimientos como el Prix Benois de la Danse, el Soul of Dance Award y el Premio del Festival Internacional de Ballet “Dance Open” de San Petersburgo.
“Estos logros te ayudan a tener una razón más para seguir trabajando, es como reconocer el trabajo que uno hace. También creo que le ha permitido a otras generaciones darse cuenta de que la danza es una forma de vida y de que se puede ser feliz con una carrera artística”, agregó.
Además de sus significativos logros como bailarina, Elisa ha asumido roles clave en la promoción y el desarrollo de la danza y la cultura mexicana a nivel mundial. Actuando como embajadora de la cultura de su país, ha extendido su influencia más allá del escenario.
Un ejemplo de ello fue cuando creó Danzatlán en 2018, un evento al que llegan bailarines, coreógrafos y especialistas de todo el mundo para acercar a los mexicanos las nuevas tendencias de la danza.
En consecuencia de ello y debido a sus notables logros recibió la más alta distinción artística de México, la Medalla de Bellas Artes.
Embajadora cultural de su país
“Cuando salgo al escenario quien baila es México y es así, porque es mi sangre”, afirmó la bailarina mientras sonreía y agregaba que esa relación estrecha con sus raíces es lo que le ha permitido “distinguirse” entre los demás bailarines.
La artista mexicana ha cautivado a distintas audiencias con una amplia gama de roles, desde clásicos hasta contemporáneos en obras de importantes coreógrafos como Frederick Ashton, George Balanchine, August Bournonville, John Cranko, Mikhail Fokine, Marius Petipa, Jerome Robbins.
Su desempeño en los escenarios y la disciplina en su profesión la han llevado a presentarse internacionalmente en países y territorios como Francia, Japón, China, EE.UU., Corea, Italia, Egipto, Suiza, Singapur, Tailandia, Hong Kong y Luxemburgo.
Esta orgullosa representante de México ha forjado un camino lleno de éxitos y reconocimientos y el siguiente paso en su carrera estará marcado por la pasión, dedicación y entusiasmo que la caracteriza.
Planes para el futuro
“Ahorita tengo varias invitaciones en diferentes partes del mundo que he aceptado y en un mes estaré en México presentando el Festival Tanzatlán, donde tendré la gala Elisa y Amigos con grandes estrellas internacionales”, afirmó.
Entre los muchos planes que se avecinan, la mexicana anclada a sus raíces anunció el estreno de su siguiente proyecto llamado ‘Alma en Movimiento’, una producción artística ideada por ella que combina la danza clásica con la música de piano en vivo que tendrá lugar el próximo 14 de agosto en el escenario del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México.
Pese a despedirse mañana oficialmente del Staatsballet, la bailarina continuará vinculada de alguna forma a la que fuera su “casa de siempre”, ya que entrenará en Berlín y desde esta ciudad continuará promoviendo la danza y la cultura de su “querido México” como siempre lo ha hecho.
“Estoy feliz de regresar al lugar al que por mucho tiempo he pertenecido, aunque esta vez no sea como bailarina”, concluyó con una sonrisa.