Crawfordville, Florida.— Fuertes lluvias y ráfagas de viento golpearon ayer al estado de Florida en el sur de Estados Unidos, donde los habitantes se alistaban para la llegada del huracán Helene, prevista para entre las 23:00 horas y la 1:00 del viernes, que amenaza con provocar hasta seis metros de marea oceánica mortal y brisas muy fuertes. Se acercaba a la costa noreste del Golfo. Helene se fortaleció hasta convertirse en un huracán “extremadamente peligroso” de categoría 4 antes de tocar tierra en la costa noroeste de Florida, según los meteorólogos.

El huracán se encontraba a unos 195 kilómetros al oeste de Tampa y tenía vientos sostenidos de 215 kilómetros por hora, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC).

Mientras que el viento puede arrancar tejados, derribar árboles y romper líneas eléctricas, la marejada ciclónica puede empujar edificios completamente fuera de sus cimientos, atrapar e incluso ahogar a personas en sus casas, arrasar carreteras y puentes, lanzar barcos tierra adentro y martillear todo lo que encuentre a su paso. Los fuertes vientos ya han cortado el suministro eléctrico a más de 320 mil hogares y empresas de Florida, según la web de seguimiento poweroutage.us.

“La principal causa de muerte por huracanes es el agua, no el viento”, afirmó Craig Fugate, exdirector de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, a CNN. En el caso del huracán Helene, las mareas de tempestad de hasta seis metros de altura podrían ser devastadoras en las zonas costeras del Big Bend del estado.

Los efectos ya comenzaban a sentirse desde la tarde de ayer, con vientos con intensidad de tormenta tropical en todo el estado y el agua bañando una carretera en la parte norte de Cabo Siesta, cerca de Sarasota. Y la lluvia había comenzado a afectar lugares como Asherville, Carolina del Norte, donde un aguacero de 18 centímetros aumentó la preocupación de que se produzcan inundaciones.

Los meteorólogos también advirtieron sobre la posibilidad de tornados, vientos perjudiciales y deslaves, y los gobernadores de Florida, Georgia, las Carolinas y Virginia ya han declarado estados de emergencia, como lo hizo el presidente Joe Biden en varios de los estados. El mandatario enviará este viernes a Florida al director de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias para que observe los daños. El centro de huracanes no había escatimado palabras para anunciar sobre esta tormenta: “TODA la costa del Big Bend de Florida está en riesgo de marejada ciclónica potencialmente catastrófica”. Los aeropuertos de Tampa y Tallahassee ya cerraron y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, instó a los residentes a apresurar los preparativos finales antes de la llegada de la tormenta.

“Esperamos una inundación por marejada ciclónica de entre 4.5 y 6 metros sobre el nivel del suelo”, alertó el director del NHC, Mike Brennan. “Eso es hasta la parte superior del segundo piso de un edificio. De nuevo, en esta parte de la costa de Florida se va a producir un escenario nunca antes visto”. Las olas “pueden destruir casas, mover coches, y el nivel del agua va a subir muy rápidamente”, advirtió Brennan.

El NHC advirtió de hasta 51 centímetros de lluvia en puntos aislados del interior, e inundaciones mortales, así como “numerosos” tramos de tierra, en el sur de los Apalaches. Varios estados están en la ruta potencial y ya estaban siendo azotados por fuertes vientos y lluvias intensas. Las aguas de las inundaciones en las ciudades alrededor de la bahía de Tampa dejaron las carreteras intransitables, según mostraron los medios locales. La mayor parte de Georgia, que al igual que Florida se encuentra bajo estado de emergencia, fue puesta en alerta por inundaciones, mientras que Tennessee se preparó para condiciones de tormenta tropical.

“Afectará a varios estados”: Deanne Criswell

“Este será un evento que afectará a varios estados y que podría tener un impacto significativo”, dijo la administradora de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, Deanne Criswell, a los periodistas en la Casa Blanca, después de informar al presidente estadounidense Joe Biden sobre la situación.

“El presidente quiere asegurarse de que todos presten atención a los posibles impactos de esta tormenta, que podrían poner en peligro la vida”, dijo.

DeSantis movilizó a la Guardia Nacional y a miles de personas para posibles operaciones de búsqueda y rescate y restablecimiento de la energía.

Una franja de costa de 402 kilómetros, desde la bahía de Tampa hasta Ciudad de Panamá, se encuentra en estado de alerta por el huracán. Helene azotó antes la península de Yucatán, en México, donde se ubican varios balnearios turísticos. Si las predicciones meteorológicas se confirman, Helene se convertiría en el huracán más potente en golpear a Estados Unidos en más de un año.

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