La pandemia de Covid-19 y la guerra en Ucrania han terminado por ser un semillero para el terrorismo que amenaza la Unión Europea (UE), alerta Europol.

Las distintas redes del fundamentalismo aprovecharon el distanciamiento social causado por las medidas sanitarias y el aumento de las horas frente al monitor para diseminar su propaganda extremista y tratar de atrapar nuevas almas para su causa, particularmente entre jóvenes y menores de edad. El resultado es una nueva amenaza potencial que permanecerá por algún tiempo entre las sociedades europeas y ante la cual los servicios de inteligencia deben permanecer vigilantes.

La alerta es emitida por Catherine De Bolle, directora de Europol, en el informe anual sobre las últimas tendencias de las diversas formas de terrorismo al interior del club comunitario. La antigua comisaria de la Policía Federal de Bélgica además enciende las alarmas sobre las implicaciones que tendrá la invasión de Ucrania por parte del régimen del presidente ruso Vladimir Putin.

“Sin duda, los cambios geopolíticos y las consecuencias de la guerra de Rusia contra Ucrania tendrán un impacto duradero en la seguridad de la UE durante los próximos años (…) Esta guerra ya ha atraído a varias personas radicalizadas de los Estados miembros sumándose a la lucha en ambos bandos. Además, es probable que la guerra en curso desencadene reacciones y movilizaciones extremistas violentas, particularmente en el mundo online”.

El documento fue presentado por Claudio Galzerano, jefe del Centro contra el Terrorismo de Europol, a los miembros del Comité de Libertades Civiles del Parlamento Europeo, en una sesión celebrada en el edificio Paul-Henri Spaak. El informe sostiene que el terrorismo sigue siendo una de las mayores amenazas para la seguridad interna.

En 2021, se materializaron tres atentados yihadistas y uno en nombre de la izquierda radical; otros 11 ataques fueron frustrados o clasificados como fallidos; Francia contabilizó el mayor número de incidentes, cinco, seguido por Alemania, con tres, y Suecia con dos; Austria, Dinamarca, Bélgica y España reportaron uno, respectivamente. Las autoridades arrestaron a 388 sospechosos, de los cuales, 260 estuvieron asociados con investigaciones a redes terroristas en Austria, Francia España. Los procedimientos judiciales cerrados en ese año resultaron en 423 condenas por delitos de terrorismo, incluyendo crímenes asociados a movimientos separatistas.

Los principales actores en suelo comunitario siguen siendo los “lobos solitarios”, aunque no significa que estén actuando en completo aislamiento, ya que por lo regular están conectados con comunidades digitales.

Las herramientas usadas por los extremistas para causar miedo siguen caracterizándose por su bajo grado de sofisticación, como vehículos, cuchillos y utensilios incendiarios improvisados. No obstante, los casos frustrados evidenciaron la intención cada vez mayor de hacerse del conocimiento para producción de artefactos explosivos. Los datos de 2021 contrastan con los dos años previos; en 2020 se contabilizaron 57 casos materializados, frustrados o fallidos, mientras que en 2019 fueron 55. Galzerano explicó que la disminución tiene que ver principalmente con las restricciones por Covid-19, el aumento de la cooperación entre los servicios de inteligencia y por cambios en el formato de clasificación en algunos Estados miembros, hay una línea muy fina entre lo que es un crimen de odio y atentado.

La eurodiputada liberal Maite Pagazaurtundúa se congratuló porque el informe muestra más detenidos que ataques, lo que quiere decir que la prevención está funcionando, pero manifestó su preocupación porque hoy hay un panorama transformado, en el que el fenómeno está mucho más descentralizado y caracterizado por nuevos fenómenos. El informe sostiene que la pandemia resultó útil para los fundamentalistas, principalmente para los grupos de extrema izquierda y derecha, que explotaron el aumento de la actividad online para propagar sus ideologías a través de teorías de conspiración, campañas de desinformación y descrédito de la actuación gubernamental.

Pero los confinamientos también perturbaron los canales de financiamiento. La circulación de dinero es cada vez más relevante en la escena de los yihadistas y los ultras de derecha, quienes se caracterizan con tener nexos con actividades delictivas. Además de la pandemia, el retorno de los talibanes al poder en Afganistán en agosto de 2021 influyó en la arena terrorista. El fenómeno provocó un aumento de la propaganda tanto de Al-Qaeda como del Estado Islámico (EI). Mientras que Al-Qaeda ha tratado de sacar ventaja elogiando el retorno de los talibanes como una forma de resistencia y de victoria a largo plazo, el EI ha optado por la crítica.

Los partidarios del EI intentan explotar el retorno de los talibanes asociándolos con Irán y China. La agencia de noticias Amaq del EI es usada para acusar a los talibanes de traicionar a los musulmanes en China. Europol dará seguimiento a la evolución que puedan tener los virulentos movimientos desorganizados de protesta urbana que emergieron durante los confinamientos. No descarta la posibilidad de que den paso a una nueva forma de terrorismo.

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