Beirut, Líbano.— El jefe del ejército israelí dijo ayer que sus fuerzas se están preparando para una posible incursión terrestre en el Líbano, luego de que Hezbolá lanzó decenas de proyectiles hacia Israel, incluyendo uno dirigido a Tel Aviv que fue el de mayor alcance disparado por el grupo armado libanés hasta ahora. Más tarde, hubo dos heridos leves tras el impacto de un dron lanzado desde Irak contra el sur de Israel.

Dirigiéndose a soldados en la frontera norte, el jefe del Estado Mayor, teniente general Herzi Halevi, dijo que los recientes ataques aéreos estaban diseñados para “preparar el terreno para su posible entrada y para seguir degradando a Hezbolá”.

En aparente referencia al misil lanzado hacia Tel Aviv, comentó: “Hezbolá amplió su rango de fuego, y (…) más tarde recibirán un mensaje contundente, así que estén preparados”. No estaba claro si Halevi se refería a una operación terrestre, ataques aéreos o alguna otra forma de represalia contra Hezbolá, que es la fuerza política más fuerte de Líbano y, con el respaldo de Irán, es ampliamente considerado el principal grupo paramilitar en el mundo árabe.

El ejército israelí dijo en los últimos días que no tenía planes inmediatos para una invasión terrestre. Los comentarios de Halevi fueron los más fuertes hasta el momento, sugiriendo que las tropas podrían avanzar al sur libanés.

Con la intensificación de las hostilidades, el ejército israelí dijo el miércoles que activaría dos brigadas de reserva para misiones en el norte, otra señal de que Israel planea acciones más duras.

Las tensiones entre Israel y Hezbolá se han intensificado de forma constante en los últimos 11 meses, tras el inicio de la guerra en Gaza. Hezbolá ha lanzado cohetes, misiles y drones hacia el norte de Israel en solidaridad con los palestinos de Gaza y su aliado Hamas, que también cuenta con el respaldo de Irán. Israel ha respondido con ataques aéreos cada vez más intensos y con el asesinato de comandantes de Hezbolá, al tiempo que amenaza con un operativo más amplio.

Casi un año de enfrentamientos entre Hezbolá e Israel ya habían desplazado a miles de personas en ambos lados de la frontera antes de la escalada de esta semana. Israel ha prometido que hará todo lo necesario para garantizar que sus ciudadanos puedan regresar a sus hogares en el norte, mientras que Hezbolá ha afirmado que mantendrá sus ataques con cohetes hasta que se alcance un alto el fuego en Gaza, algo que parece cada vez más lejano.

A fin de lograr que los israelíes desplazados puedan regresar a sus casas, “estamos preparando el proceso de una maniobra”, indicó Halevi.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, consideró que “una guerra total es posible”, aunque también aseguró, en declaraciones a la cadena ABC, que “todavía está en juego la oportunidad de llegar a un acuerdo que podría ser un cambio fundamental para toda la región”.

Más tarde, Francia y Estados Unidos propusieron un alto el fuego de 21 días en el Líbano tras días de mortíferos ataques de Israel contra el grupo chiita Hezbolá, respaldado por Irán.

Antes, el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, instó a Israel y a Hezbolá a dar un paso atrás, diciendo que una guerra total sería desastrosa para la región y su gente. En Nueva York para participar en la Asamblea General de Naciones Unidas, Blinken dijo que Estados Unidos trabaja con otros socios en un plan de cese del fuego temporal para reducir las tensiones y permitir que israelíes y libaneses regresen a sus hogares en las zonas fronterizas.

Israel bombardeó por tercer día consecutivo el sur y el este de Líbano, dos bastiones de la formación chiita Hezbolá (Partido de Dios). Al menos “51 personas murieron y 223 resultaron heridas” en varios bombardeos, que también tuvieron como objetivo pueblos situados fuera de los bastiones del movimiento, indicó el ministro de Salud libanés, Firass Abiad, lo que eleva a 615 la cifra de muertos y más de 2 mil heridos en los últimos tres días. Esta ha sido la semana más mortífera en Líbano desde la guerra de un mes en 2006 entre Israel y Hezbolá.

El Hezbolá dijo que disparó un misil balístico Qader 1 contra la sede de la agencia de inteligencia israelí Mossad, a la que responsabiliza de los recientes asesinatos de líderes del grupo armado y de un ataque la semana pasada en el que explosivos ocultos en bípers y walkie-talkies mataron a decenas de personas e hirieron a miles, incluidos muchos miembros de Hezbolá.

El ejército israelí dijo que interceptó el misil tierra-tierra, que activó las alarmas antiaéreas en Tel Aviv y en el centro de Israel, sin que se reportaran víctimas o daños materiales. El ejército indicó que atacó un lugar en el sur de Líbano desde el que se lanzó el proyectil. De acuerdo con el ejército israelí, es la primera vez que un proyectil disparado desde Líbano alcanza el centro de Israel. Hezbolá se atribuyó un ataque aéreo contra una base de inteligencia cerca de Tel Aviv el mes pasado, pero no hubo confirmación.

El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió en una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad sobre los ataques israelíes contra Hezbolá que “el infierno se está desatando en Líbano”.

La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios dijo que más de 90 mil personas han sido desplazadas por cinco días de ataques aéreos israelíes en Líbano, y que la cifra de desplazados desde que Hezbolá empezó a disparar cohetes contra Israel hace casi un año asciende a 200 mil.

La organización proiraní Resistencia Islámica en Irak reivindicó un ataque con drones contra la ciudad portuaria de Eilat en el mar Rojo. El ejército israelí señaló que interceptó un dron procedente del este y que otro había caído cerca de Eilat, en tanto que los socorristas dieron parte de dos heridos leves en el ataque.

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