El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que la Segunda Enmienda “nunca fue absoluta” y que, después del tiroteo en una escuela primaria de Texas, puede haber cierto apoyo bipartidista para endurecer las restricciones a las armas de alto calibre.
“Creo que las cosas se han puesto tan mal que todo el mundo se está volviendo más racional, al menos eso espero”, aseveró Biden a los periodistas en el jardín de la Casa Blanca, tras regresar a Washington.
El mandatario prometió “seguir presionando” por una regulación más estricta en la venta y tenencia de armas de fuego.
El pasado martes, en la localidad de Uvalde, 19 niños —de entre nueve y 11 años— y dos maestras fueron asesinados en la Escuela Primaria Robb, cuando un joven de 18 años identificado como Salvador Ramos les disparó, lo que sumió de nuevo a Estados Unidos en la pesadilla recurrente de las matanzas escolares.
Durante su visita el domingo a la localidad, Biden escuchó muchas voces que le pidieron: “¡Hagan algo!”. “¡Lo haremos. Lo haremos!”, respondió el mandatario. “Siempre tuve la voluntad” de actuar sobre las armas, reafirmó después en Washington, al asegurar que “seguiría presionando” ante los congresistas.
“No tiene sentido poder comprar algo que dispara hasta 300 balas”, añadió, en clara referencia al rifle semiautomático que portó ese día Ramos, quien fue abatido.
En el Día de los Caídos en Guerras, a Biden se le preguntó si ahora está más motivado para que se impongan nuevos límites federales a las armas de fuego. “He estado bastante motivado todo el tiempo. Voy a seguir presionando y veremos cómo va esto”, dijo.
Y agregó: “La Segunda Enmienda nunca fue absoluta”, señaló Biden. “No se podía comprar un cañón cuando se aprobó la Segunda Enmienda. No podías salir a comprar muchas armas”.
En este contexto, Uvalde se prepara para enterrar el martes a las 21 víctimas de la masacre. A través de una donación anónima, se ofrecieron más de 175 mil dólares para “garantizar que se cubran todos los gastos de las familias relacionadas con los funerales”, dijo el gobernador de Texas, Greg Abbott.
El entierro de las víctimas comenzó ayer y se extenderá hasta mediados de junio. Tan sólo esta semana están previstos los funerales de 11 niños y de la profesora Irma García. En la funeraria Hill- crest Memorial , en la calle de enfrente a la escuela donde ocurrió el tiroteo, amigos, familiares y desconocidos velaron a Amerie Jo Garza, de apenas 10 años. Fotos de la niña decoraban el lugar.
Algunos de los dolientes que asistieron al velorio de Amerie vestían tonalidades lila o lavanda —las favoritas de Amerie— a petición de su padre Ángel Garza. Muchos llevaban flores. Esther Rubio, quien vino desde San Antonio con su esposo, decribió la escena como “muy sombría”. “No sé qué más decir porque no hay palabras para describirlo”.
La pequeña, a la que le encantaba dibujar, había recibido un teléfono celular por su cumpleaños 10. Una de sus amigas le dijo a Angel Garza que Amerie intentó usar el teléfono para llamar a la policía durante el ataque. El velorio de Maite Rodríguez, también de 10 años, tuvo lugar en la otra funeraria de la ciudad.