Escocia derribó a España con dos goles de Scott McTominay que llegaron con una simetría casi perfecta. Uno en el comienzo de cada parte y después de un error del lateral derecho de España, que primero fue Pedro Porro y después Carvajal.

Parecía un accidente el primero, una maldita casualidad que llegó después de que Pedro Porro se resbalara en el borde del área y dejara la pelota en los pies de Robertson, que sólo tuvo que mirar atrás para ver que McTominay estaba preparado para marcar el primero. Todo salió mal en esa jugada. Porro cometió un error de concepto al intentar regatear hacia su portería y el remate de McTominay después rebotó en un defensa para despistar a Kepa.

El segundo ya confirmó el desastre después de una pérdida de balón de Carvajal, que tampoco supo contener la carrera de Tierney. McTominay estuvo más despierto que nadie para recoger el rechace y empujar el segundo gol.

Ese segundo gol acabó de derrumbar a España, que no supo cómo reaccionar con cuarenta minutos por delante. Tuvo el control de la pelota, pero no supo cómo administrarlo y apenas creó peligro en un remate lejano de Rodri con la izquierda.

El capitán asumió el mando después del primer gol, se asoció con Ceballos y entre los dos acercaron a España al empate que nunca llegó. La Roja, que volvió a serlo de pies a cabeza como en el Mundial, hacía circular la pelota por el suelo, pero las ocasiones llegaban por arriba, como si hubiera activado antes el plan B que el A. Salió bien en los últimos minutos contra Noruega, cuando llegaron los dos goles de Joselu y a la cabeza del delantero del Espanyol dirigieron sus compañeros los balones en busca de igualar el uno de los escoceses en el marcador.

Estuvo cerca. El primer cabezazo lo mandó a las manos del portero y el segundo ya pegó en el larguero. Rodri también lo intentó en una jugada a balón parado, pero su cabezazo se escapó por encima del larguero. Todo eso pasaba en la primera parte, cuando España todavía se sentía capaz de igualar el partido. Incluso Pedro Porro se animaba a disparar desde fuera del área.

Pero el gol no llegó y cuando McTominay marcó el segundo, la Roja se vino abajo por completo. No había respuesta en la cabeza ni en las piernas. Y desde el banquillo tampoco llegaba la reacción. Nico Williams, que había entrado en el descanso por Oyarzabal, trataba de desequilibrar por el costado derecho, pero sus intentos de desborde se quedaban en nada.

De la Fuente sustituyó a Joselu en el área, pero el problema no era el delantero que estuviera esperando el remate. España no acertaba en el camino y tampoco en el remate. Tampoco Iago Aspas aportó soluciones que llevaran a España hasta la portería de los escoceses.

Podía haber sido peor si Escocia hubiera acertado con sus contraataques en el final de cada tiempo. La simetría del partido llegaba hasta ahí. Dykes no supo rematar el contraataque con el que acabó la primera mitad. Con España volcada, un pelotazo largo de los escoceses sorprendió a la defensa pero el delantero no supo resolver el mano a mano con Kepa.

El portero español tuvo que atrapar el remate de Shankland en el final del segundo tiempo. Pero antes ya había visto cómo el larguero le salvaba del tercero en una falta lanzada por McGinn desde el costado derecho.

Los ocho cambios de Luis de la Fuente en la alineación, entre ellos los cuatro defensas, tampoco ayudaban a encontrar las referencias en el campo. El primer tropiezo llega demasiado pronto para el nuevo seleccionador.

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