Por Daniel Blumrosen Juárez

Desde que se quitó la casaca de calentamiento para recibir las últimas indicaciones de Jaime Lozano, la multitud en el moderno estadio SoFi rugió.

Es el nuevo “niño consentido” de la afición y demostró que vale oro.

Santiago Giménez emergió de la banca para resolver un trabado juego ante Panamá y darle al Tricolor su noveno título en la Copa Oro.

Dramática victoria (1-0) rubricada por un chico que poco a poco se gana un lugar en la Selección Nacional, porque ya habita en muchos corazones tricolores.

Quedó claro con la enorme ovación que se llevó tras el silbatazo final. La Selección Mexicana recuperó el dominio de la Concacaf gracias a un “Bebote” que hace goles de adulto, porque así fue el que definió la final.

Cuando parecía que los canaleros obligaban al tiempo extra, Giménez aprovechó la gran jugada de Edson Álvarez en su área para dejar sembrado a un defensa rival. Lo demás fue rutina para un goleador en toda la extensión de la palabra. Mágica definición (87′) que valió el título en la Copa Oro.

Durante los primeros minutos, Panamá sorprendió al equipo dirigido por Lozano gracias a presionarlo desde la salida. Eso no estaba en la planificación de los mexicanos, que tardaron varios minutos en tomar el control de la pelota.

Cuando lo hicieron, generaron algunas llegadas de gol en la portería canalera, con base en toques de primera intención, triangulaciones y la velocidad de gente como Orbelín Pineda y Uriel Antuna.

Más allá de la anotación invalidada a Henry Martín por fuera de juego del propio delantero del América al peinar un despeje de Guillermo Ochoa, el Tricolor hizo trabajar al meta Orlando Mosquera, sobre todo en aquel disparo de Pineda que atajó con gran plasticidad, para luego rechazar el contrarremate de Martín.

Sin embargo, los centroamericanos se las ingeniaron para acelerar los latidos de miles de corazones en las tribunas del estadio SoFi, que registró una entrada de 72 mil 963 espectadores.

Agridulce debut del Tricolor en uno de los escenarios más modernos del planeta, que compite con el de los Cowboys de Dallas para ser la sede de la final en la Copa del Mundo 2026.

Los acordes de “El Rey”, interpretado por el inmortal Vicente Fernández, acompañaron el festejo de un equipo en el que el “Jimmy” podría quedarse, porque ha cumplido.

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