Por Daniel Blumrosen Juárez
Aurelie Kaci se derrumbó en cuanto Pamela Tajonar detuvo el penalti ejecutado por Aylin Aviléz.
Fue la mejor demostración de lo sucedido en una eléctrica final de la Liga MX Femenil.
El América estuvo a segundos de conquistar su tercer campeonato, pero una desconcentración de la volante francesa resultó muy caro. Su poco ortodoxa forma de saltar impidió que las Águilas dieran la vuelta olímpica.
En la última jugada del tiempo regular y con el global 2-1 en favor de las azulcrema, Kaci se elevó para intentar detener el remate con la cabeza de Rebeca Bernal. Lo consiguió, pero con la mano izquierda, que iba completamente abierta.
Después de la revisión en el VAR, la árbitra Francia González decretó el penalti que la propia capitana de las Rayadas cristalizó, cuando el tiempo corrido marcaba el minuto 100.
Jugada catártica, porque el Monterrey tomó el control anímico del partido justo antes de la serie de penaltis, esa en la que se impuso (4-3) para obtener su tercer campeonato en la historia.
Karen Luna y Aviléz no pudieron superar a Tajonar, quien terminó como la heroína de las Rayadas. Su pifia en la tempranera anotación de la estadounidense Sarah Luebbert (9’) quedó como simple anécdota, al igual que la valentía de la portera americanista Itzel Velasco y sus defensas.
Todo quedó reducido a la desconcentración de Kaci, quien derramó lágrimas de sangre cuando se consumó la derrota de un equipo que ha sido superado en tres de las más recientes cuatro finales en la Liga MX Femenil.
Las Águilas se quedaron cerca de emular lo hecho por el conjunto varonil, pero la gloria fue para las Rayadas, que jamás dejaron de luchar y creer, por más que todo parecía perdido.