Decenas de miles de libaneses está recurriendo a la energía solar para generar electricidad fiable y rentable en un país con más de 300 días de sol y donde el Estado, asolado por la crisis, suministra tan sólo una o dos horas de electricidad al día.

La transición a la energía solar se vio acelerada por el colapso económico que sufrió el país de Oriente Próximo desde 2019 y que ha hecho perder a la lira libanesa más del 98% de su valor frente al dólar estadounidense.

El resultado de la devaluación es que el gobierno tenga graves dificultades para pagar el combustible importado que se utiliza para alimentar las dos principales centrales eléctricas del país. La estatal Electricité du Liban (EDL), por ejemplo, tiene capacidad de 1.800 megavatios, pero en la actualidad sólo suministra entre 200 y 250 megavatios. El suministro se redujo a una o dos horas de electricidad al día.

Frente a esta situación, en los últimos dos años han aparecido paneles solares por todo el país, desde los tejados de las casas rurales hasta los apartamentos urbanos, y desde las azoteas de empresas familiares hasta los edificios de organizaciones nacionales y multinacionales, según un informe de la revista TIME que da cuenta de la transformación energética que vive el país.

Líbano pasó de no generar energía solar en 2010 a tener 90 megavatios de capacidad solar en 2020. Pero el mayor aumento se produjo cuando se añadieron otros 100 megavatios en 2021 y 500 megavatios en 2022, según Pierre Khoury, director del gubernamental Centro Libanés para la Conservación de la Energía (LCEC), citado por TIME. Una cantidad significativa si se considera que, antes de la crisis, el país necesitaba entre 2.000 y 3.000 megavatios.

El objetivo de fomentar las energías renovables en el Líbano se ha visto favorecido por el hecho de que la energía solar es ahora la forma más asequible de generar electricidad en todo el mundo. El coste ha bajado más de un 90% en la última década, gracias a las rápidas mejoras tecnológicas y al exceso de producción de paneles solares.

En El Líbano el sector solar se ha disparado, pasando de unas 150 empresas registradas en 2020 a más de 800 en la actualidad, según Khoury. Estas empresas trabajan en todo tipo de proyectos, desde pequeños sistemas domésticos -que cuestan entre 2.000 y 3.500 dólares- hasta proyectos con cientos de paneles o más.

TIME cita el ejemplo de la familia Mazloum, que instaló 18 paneles solares en sus casas, algo que está ahorrando a toda la familia entre 3.000 y 4.000 dólares al año en facturas de electricidad y generadores, frente a una inversión de 10.000 dólares.

“Lo principal es la fiabilidad”, dijo a TIME Elias, uno de los integrantes de la familia. “En los dos últimos años, básicamente no hemos tenido cortes de luz… Incluso en los momentos realmente difíciles seguíamos funcionando”.

La revista estadounidense también cita el caso del campus de la Universidad Sagesse. Allí se instalaron unos 460 paneles solares para cubrir las necesidades de los 3500 estudiantes del centro educativo. “Estamos hablando de 300 kilovatios pico, en un día soleado como éste”, dijo el ingeniero a cargo de la instalación. La energía generada puede usarse para alimentar todo, incluidas “luces, enfriadoras, aires acondicionados, frigoríficos, neveras, calentadores”. El retorno de la inversión es inferior a un año, aseguró otro de los responsables del proyecto.

Sin embargo, la incapacidad de la energética estatal para suministrar electricidad, unida a la falta de parques solares a gran escala y de infraestructuras ecológicas, hace que Líbano siga dependiendo en gran medida de generadores diésel muy contaminantes.

“La cantidad de CO2 que se reduce por el uso de paneles solares, también se encienden los generadores diésel durante más tiempo”, dijo Marc Ayoub, experto en energía de la Universidad Americana de Beirut. Por eso, según este experto, la verdadera solución ecológica debe llegar “a nivel comunitario: aldeas, municipios, regiones. Ahí es donde se empieza a tener un gran impacto ambiental”.

Pero este tipo de proyectos requiere un nivel de inversión que el Gobierno libanés, falto de liquidez, no puede ofrecer.

Asún así, la conclusión a la que han llegado muchos en el Líbano, es volcarse a la energía solar. “La gente está viendo los beneficios reales”, dijo Elias Mazloum. “Al fin y al cabo, nos estamos volviendo ecológicos sin darnos cuenta”.

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