Nueva York.— Un centenar de migrantes latinoamericanos, la mayoría venezolanos, llegaron ayer a Nueva York en autobuses fletados por el gobierno republicano del estado de Texas, con el telón de fondo de un pulso político con los demócratas que gobiernan la Gran Manzana y el país a tres meses de las elecciones de medio término.
Muchos hombres solos, pero también algunas familias con niños pequeños, llegaron en tres vehículos, con semblante cansado tras cerca de 30 horas de viaje, muchos en chanclas, y con una escueta bolsa de plástico o una pequeña mochila como único equipaje para un largo viaje que, en algunos casos, ha durado hasta dos meses.
“La ciudad de Nueva York está aquí para apoyar a los solicitantes de asilo que están llegando”, dijo a la prensa Manuel Castro, comisionado de la oficina del alcalde, el demócrata Eric Adams, para asuntos migratorios, que dio la bienvenida a los migrantes, junto con un dispositivo de ambulancias y gran despliegue policial en la Port Authority Bus Station de Manhattan.
Tras reconocer que no “existe comunicación” entre las autoridades de Texas y las neoyorquinas sobre el número de solicitantes de asilo que iban a mandar a Nueva York, tildó al gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, de “utilizar seres humanos como peones” por razones políticas. “Lo está haciendo para incitar al sentimiento antiinmigración pero Nueva York no caerá en ello”, advirtió.
Detrás de la llegada de estos buses desde el fin de semana se encuentra un rifirrafe político entre republicanos del ala más conservadora, como Abbott, que acusan al presidente demócrata Joe Biden de permisividad con la llegada de extranjeros al país.
Estos tres buses, que salieron inicialmente con 140-150 personas de Texas, de los que llegaron en torno a un centenar (el resto decidió quedarse por el camino en otras ciudades voluntariamente), se suman a otros fletados por las autoridades texanas el pasado fin de semana y se prevé que puedan llegar más en próximos días.