Por Leobardo Vázquez Hernández

Estambul y el Olímpico de Atatürk volvieron a tener una noche como hace mucho no la tenían. Una velada histórica llena de pasión e intensidad, que después de noventa minutos y con la luna otomana como testigo principal, vio en su césped varios sueños volverse realidad.

Pero… ¿Qué son lo sueños sin sufrimiento, sin fracaso o desilusión?. Únicamente emociones, esas que invadieron el campo con el silbatazo final y la victoria agónica del Manchester City (1-0) al Inter de Milan.

Un resultado que además de coronar por primera ocasión a los ingleses en la Champions League, permitió a Pep Guardiola romper la sequía y tocar la gloria continental por tercera ocasión.

En un juego cerrado, intenso, y de pocas jugadas en los arcos fueron los ‘Citizen’, los que más lo intentaron, encontrando la meta de André Onana, que en varias ocasiones salvó a los italianos.

Situación que encontró su final en la parte complementaria, al ver a Rodri, aprovechar un espacio y con un disparo derrotar al guardameta africano causando una explosión total al (68′).

Un gol que como era de esperarse generó una reacción inmediata ‘nerazzurri’, cuadro que lanzado al frente generó oportunidades, misma que no pudo concretar ante Ederson, quien con una atajada en la recta final se volvió figura de la final.

El título del Manchester City, cierra una temporada llena de éxitos para la institución, que consumó el triplete tras ganar la Premier League, FA Cup y Champions League.

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