El Palacio de los Deportes se transformó anoche en una suerte de santuario, en el que hubo movimientos, sudor, sensualidad, alegría y hasta llanto. Como dice uno de los temas más emblemáticos de Marc Anthony, “valió pena”.

La espera fue larga. Primero suspendió sus fechas en mayo de 2020 debido al inicio de la pandemia por el Covid-19, luego hizo lo mismo con las fechas reprogramadas en diciembre del año pasado, pero todo eso quedó atrás cuando el artista subió al escenario enfundado en un traje oscuro, una camisa blanca desabotonada y lentes.

El concierto arrancó a las 20:48 horas con una pequeña introducción musical que puso de pie a los asistentes, quienes gritaron al ver salir a su ídolo musical. El baile arrancó con los primeros acordes del tema más llegador, “Valió la pena”, mientras que con “Y hubo alguien” muchos dejaron su bebida para cantar, con voces que provocaron que el cantante les cediera el micrófono varias veces.

Entre las fanáticas que no dejaron de cantar se encontraba Marta Mujica, de 47 años, quien destacó su sentir por la espera, que implicó no escuchar música en vivo y, lo peor, no poder bailar: “La salsa me divierte y esto es sensacional, la idea de esta noche es bailar junto a mi hija”, dijo la mujer.

El movimiento de caderas del cantante enloqueció a otras fanáticas de distintas edades. Entre ellas, se encontraba Abigail Macedo, de 24 años, quien es fan de Marc desde hace cinco e incrementó su preferencia por él durante el encierro.

“Me gusta mucho su personalidad, su porte, su forma de vestir. Si pudiera conocerlo le diría que amo su música, que me da felicidad y que espero que siga sacando muchas más canciones”, expresó.

La velada continuó con “Hasta ayer”, la cual sorprendió a sus seguidores, quienes se entusiasmaron al escuchar el solo de guitarra, que le inyectó un toque rock al tema.

“Gracias por darme la oportunidad de compartir esta noche con ustedes. Ya hace tiempo que no nos vemos. ¿Dónde están mis salseros? Esta noche vamos a cantar mucho”, dijo el cantautor al saludar a su público mientras les lanzaba besos.

Ya entre gritos, Marc continuó con “Flor pálida”, canción que, admitió el intérprete, es de sus favoritas y en la que hizo algunas pausas al cantar debido a que el sentimiento hizo que se le humedecieran los ojos.

Con una producción que consistía en tres pantallas gigantes y dos pisos escalonados sobre el escenario, el cantante estadounidense también cedió los reflectores a sus músicos, a quienes en cada tema los dejó hacer un solo, siendo el baterista y los percusionistas quienes más impactaron por su destreza.

El romanticismo comenzó cuando interpretó un medley de algunos éxitos reconocidos como “Abrázame muy fuerte”, de Juan Gabriel; “Almohada”, un cover de José José; y “¿Y cómo es él?”, de José Luis Perales.

“¿Ya se terminó el lloriqueo, las baladas, ¿quieren salsa? Se vale bailar”, dijo el exesposo de Jennifer Lopez antes de retomar los pasos con temas como “Qué precio tiene el cielo” y “Pa’lla voy”, que hizo a muchos soltar el celular para disfrutar del baile.

El ritual terminó con dos actos especiales: primero, el salsero se hincó y besó al escenario; luego, con “Vivir la vida” sacó una bandera nacional. “Mi querido México, la vida es una, muchas gracias”, dijo entre aplausos.

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