Por Oscar Torres
Fue una brutal batalla, pero sólo de dos pilotos, aunque del mismo equipo, porque es real decir que Red Bull está en una liga superior a la de sus competidores en la Fórmula 1.
Checo Pérez y Max Verstappen fueron los dueños de la pista en Miami Gardens, en lo que fue el segundo GP que se realiza en este trazado de Florida, en los Estados Unidos. Tanto así que la vuelta rápida siempre estuvo entre estos dos, pero ese punto extra se lo terminó quedando el de los Países Bajos.
Cierto es que las expectativas sobre el mexicano eran altas, pero nunca hay que dejar de lado el talento y poder del neerlandés dos veces campeón del mundo, mismo que se vio cuando recuperó puestos y sobre todo cuando superó a Checo para ganar la carrera, tras haber arrancado en el noveno sitio.
La estrategia de Max fue contundente y muy clara, aguantar lo más que podía los neumáticos con los que arrancó y eso fue exactamente lo que sucedió, pues hasta la vuelta 45 hizo su primera y única parada, que a la postre fue la cereza en el pastel para concretar el triunfo en el quinto gran premio del año.
El tapatío hizo un gran trabajo, fue líder las primeras 20 vueltas y algunas casi al final, con el cuidado de gomas que lo caracteriza y también con el buen control de su RB19, pero ante la fuerza que manejó todo el tiempo su coequipero, Pérez dejó en las últimos giros el objetivo de ser primero para cómodamente instalarse en el segundo, subir de nuevo al podio (el 30 en su carrera) y seguir peleando con Max por la punta del campeonato este año.
Esta vez los Ferrari no fueron estelares, Mercedes hizo un buen trabajo y Aston Martin con Fernando Alonso de nueva cuenta se pone entre los tres primeros. De McLaren ni hablar, porque sus autos no sumaron y acabaron en los últimos sitios.