Los generales rusos recibieron la orden directa de Vladimir Putin: antes de fines de marzo tenemos que avanzar en el Donbás –la región industrial más rica de Ucrania- y llegar al río Dnipro, que divide en dos al país. Hasta ahora, las tropas rusas apenas realizaron lo que venían haciendo desde hace meses: bombardear las instalaciones energéticas y edificios civiles para provocar el cansancio de los ucranianos.

Tal vez, para el primer aniversario de la invasión, el 24 de febrero, Putin haya preparado alguna sorpresa. Aunque nada de todo esto se ve en lo que es el frente más disputado en este momento, alrededor de la ciudad de Bahkmut. Allí, combaten los mercenarios del Grupo Wagner “como zombies”, pero no logran avanzar mientras acumulan cifras históricas de bajas. En tres días de esta semana, murieron 3.000 rusos.

Los mercenarios de Wagner son convictos sacados de la cárcel por su jefe y amigo personal de Putin, Yevgeny Viktorovich Prigozhin, y a los que les prometió conmutar sus penas por un año de lucha en Ucrania. Lo que no les dijo es que están obligados a combatir hasta la muerte. Si alguno intenta retroceder es asesinado por la espalda por sus propios oficiales. Esto lo cuentan asombrados varios soldados ucranianos en las redes sociales. Uno de ellos describió la batalla por la defensa de la ciudad de Bahkmut como una escena sacada de una película de zombis: “Estuvimos luchando unas 10 horas seguidas. Y no eran oleadas, era ininterrumpido. Así que no paraban de llegar y de morir”.

El ministerio de Defensa ucraniano asegura que el martes cayeron 1.030 soldados enemigos, el miércoles fueron 910 y el jueves una cifra similar. Esto habla de casi 3.000 combatientes muertos en tres días, 135.010 desde que comenzó la guerra. Un ratio altísimo, de 3:1, si tenemos en cuenta que en estos 12 meses combatieron en Ucrania unos 384.000 rusos. Estos números no pueden verificarse independientemente, pero la mayoría de los analistas militares occidentales estiman que Rusia sufrió al menos unas 200.000 bajas, entre muertos y heridos. La última estimación oficial que dio el Kremlin es la de septiembre con 5.937 soldados muertos.

Todo esto se produce apenas unos días después de que las tropas rusas lograron conquistar el pueblo de Soledar y tras dos semanas de una lucha encarnizada por el control de la ciudad de Bakhmut, en el óblast (provincia) de Donetsk, así como cerca de Vuhledar, a unos 50 kilómetros al suroeste. El gobernador del óblast aledaño de Luhansk, Serhiy Haidai, dijo el viernes que Rusia había intensificado sus ataques e intentaba forzar un avance cerca de la ciudad de Kreminna, en su región, aunque aseguró que “nuestras fuerzas de defensa se mantienen firmes allí”.

El Instituto para el Estudio de la Guerra, el think tank, con sede en Washington D.C., informó el viernes en su parte de los acontecimientos que Rusia había incrementado sus operaciones a lo largo de la línea Svatove-Kreminna, pero que las fuerzas ucranianas están “impidiendo hasta ahora que las fuerzas rusas consigan avances significativos.”

Pero no deja de llamar la atención a los analistas lo que sucede en Bakhmut. Es inédito en esta guerra y no se veía desde los combates entre trincheras de la Primera Guerra Mundial. De acuerdo al relato de los combatientes en el frente, los mercenarios de Wagner luchan drogados, de una manera muy poco profesional y sólo se detienen cuando ya están desangrados y moribundos. Dos soldados voluntarios ucranianos que se identificaron sólo por sus nombres, Andriy y Borisych, describieron el horror de lo que estaban viviendo en el frente en una entrevista con un corresponsal de la CNN.

“Trepan por encima del cadáver de sus amigos, pisándolos. Es muy, muy probable que los estén drogando antes de cada ataque”, dijo Borosych. En uno de los combates más duros, Andriy explicó que junto a otros 20 soldados de su pelotón tuvieron que soportar oleadas ininterrumpidas de grupos de 200 soldados rusos durante 10 horas. Tenían que cambiar constantemente de arma porque sus AK-47 se calentaban tanto por la cantidad de disparos que no las podían sostener en las manos. “El soldado que manejaba la ametralladora se volvía loco porque les disparaba, pero no lograba frenarlos. `Sé que le disparé, que le dí, que está gravemente herido, pero no se cae´”, dice Borisych que gritaba su compañero.

El presidente Volodymyr Zelensky reiteró este jueves que no se van a retirar de Bakhmut. “Lucharemos hasta el final”, aseguró. Y el general Oleksandr Syrsky, comandante de las Fuerzas Terrestres ucranianas, en una entrevista concedida al Kyiv Post dijo que Bakhmut es “una fotaleza inexpugnable”. “La ciudad está rodeada de alturas y colinas dominantes que, en sí mismas, impiden el avance enemigo. La construcción de barreras de ingeniería, como minas o concertinas (alambrados), y la orografía lo convierten en una fortaleza inexpugnable que conducirá a la destrucción de las mejores divisiones de los invasores”, explicó este general que reconquistó Kharkov en septiembre de 2022.

En tanto, Rusia continúa sus ataques con misiles de largo alcance. La Fuerza Aérea ucraniana describió el asalto del viernes como un “ataque masivo” con 71 misiles de crucero y siete drones de fabricación iraní. Y afirmó que había derribado 61 de los misiles y cinco de los drones. El presidente Zelensky, que regresaba a Kyiv después de una exitosa visita a Londres y a Bruselas, la primera gira europea de este tipo desde que comenzó la guerra, dijo que los ataques “sólo tienen objetivos civiles, infraestructuras civiles. Esto es terrorismo puro que puede y debe ser detenido”.

Sobre la capital se pudieron ver el viernes los cazas ucranianos intentando interceptar los misiles mientras los sistemas de defensa antiaérea tronaban. Diez misiles fueron derribados sobre la ciudad con daños menores. Rusia también lanzó otro ataque de casi tres docenas de misiles antiaéreos S-300 desde Belgorod, en territorio ruso, y la ciudad ocupada de Tokmak, en el sur de Ucrania, hacia objetivos en Kharkiv y Zaporizhzhia. No se reportaron muertos. El sistema de defensa antiaérea de Ucrania no tiene capacidad para derribar ese tipo de misiles antiaéreos.

Ahora, la expectativa ucraniana está centrada en la llegada de los tanques alemanes Leopard 2 y los Abrams estadounidenses. En Londres le aseguraron a Zelensky que los tanquistas ucranianos estarán entrenados para operarlos la próxima semana y que las primeras unidades estarán en el frente del Donbás antes del sábado 18 de febrero. “Con los Leopard, vamos a poder parar a los zombies de una buena vez”, dijo esperanzado en la entrevista el soldado Andriy.

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