Por Daniel Blumrosen Juárez
Diego Cocca ni siquiera tuvo tiempo de cambiar de postura. Metió las manos en los bolsillos de su pantalón y apretó la quijada cuando aquel balón disparado por Carlos Rodríguez estremeció el travesaño del rival. Unos cuantos segundos después, Jesús Ferreira hizo el gol que le apretó el corazón (81′), ese que privó al Tricolor de una victoria que habría revitalizado su proceso.
Amargo empate (1-1) ante el acérrimo rival, al que no se vence desde hace tres años y medio. Ya son cinco partidos (dos igualadas y tres derrotas). No, Cocca tampoco pudo.
De nada sirvió la emoción que reflejó con el 1-0. Casi en cuclillas, el técnico juntó sus manos mientras Uriel Antuna enfiló solo ante el portero Sean Johnson. Fueron unos cuantos segundos, pero resultaron eternos para el director técnico de la Selección Mexicana, cuya garganta reventó cuando vio que el balón ingresó al marco estadounidense (55′).
Su Tricolor sigue muy lejos de enamorar y ese pragmatismo no le alcanzó para ganar. Él sabe que su Selección está lejos de hacer vibrar a la tribuna con un juego vistoso. No le importa. Así fue bicampeón de la Liga MX al frente del Atlas.
Lo suyo es jugar al error del adversario, ese que el zaguero Aaron Long cometió en la salida de los anfitriones. El velocista Antuna le hurtó el balón y los sueños, aunque el resto no era trámite para un chico al que la rapidez suele traicionarlo.
Esta vez no pasó y definió suave, certero, a la izquierda del meta Johnson.
Clímax de una velada en la que el público mexicano volvió a sufrir. Las cicatrices que dejó el papelón en el Mundial Qatar 2022 no han terminado de cerrar.
Tampoco la generada por el acérrimo rival, al que tampoco se derrotó en el nuevo proceso, porque esta Selección sigue muy lejos de generar ilusión.