Ni siquiera el ingreso de Marcelo Flores, ese chico que tanta expectación ha causado, provocó que la multitud tricolor despertara en las vetustas tribunas del estadio Camping World.

Es por eso que los organizadores del partido decidieran poner en las enormes pantallas la imagen de un DJ (62’), cuya misión era despertar a los casi 40 mil aficionados que tan pocas oportunidades tuvieron para festejar.

La dinámica se repitió nueve minutos después con el tradicional “Cielito Lindo”, ese himno no oficial de los mexicanos en eventos deportivos.

Porque el amistoso contra Guatemala (0-0) fue tal como lo imaginó Gerardo Martino: muy poco útil para un representativo alternativo, lleno de buenas intenciones, pero poco futbol.

Las buenas intervenciones del arquero Carlos Acevedo, la solidez del lateral Erick Aguirre, el temple del volante Luis Chávez y el esperado debut del defensa Arturo Ortiz, fueron lo más rescatable para un equipo cuyos fanáticos ni siquiera se impusieron en la tribuna, porque el equipo dirigido por Luis Fernando Tena gozó con el respaldo de miles.

El compromiso se ha cumplido, pero sólo eso. Quedó claro por qué prácticamente ninguno de estos futbolistas tiene esperanzas de estar en la Copa del Mundo Qatar 2022.

Amargo empate tricolor, ensayo casi inservible.

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