Por Yanet Aguilar Sosa
Rojo, incluso “rojillo” o dígase roja o “rojilla”, haciendo alusión a ese adjetivo que en política implica “tendencias políticas más bien izquierdistas”, fue el color que marcó la ceremonia de entrega del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2023.
Dichos reconocimientos fueron entregados a la escritora y periodista Elena Poniatowska, y del Premio Nacional de Artes y Literatura 2022 a la traductora Selma Ancira Berny, en el campo de Lingüística y Literatura; a la actriz María Rojo, en Bellas Artes; al historiador Antonio Rubial García, en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía; y a la cocinera tradicional zapoteca Abigail Mendoza Ruiz, en el campo de Artes y Tradiciones Populares. Una ceremonia también marcada por la referencia a la libertad creativa, el compromiso, la identidad, el maíz y el patrimonio cultural.
En una Sala Principal del Palacio de Bellas Artes que no alcanzó a llenarse, aunque sobraban las muestras de júbilo, y a donde se dieron cita lo más granado de la Universidad Nacional Autónoma de México, y funcionarios y allegados a la Cuarta Transformación, “rojillos”, en palabras de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde —quien acudió en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador—, se reconoció el talento de cinco creadores mexicanos que, a decir de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, “son guardianes de la cultura” y trabajan en total libertad creativa, ya que en México “la censura quedó atrás”, lo dijo sentada en el presídium, en una mesa con un mantel tan rojo que casi tiraba a guinda.
Ambas ceremonias, la del Premio Fuentes organizada por la UNAM y la Secretaría de Cultura federal; y la del Premio Nacional por la Secretaría de Cultura, las encabezó Alcalde, quien enhebró su discurso con el color rojo. “Hay un hilo conductor entre nuestras cuatro personas homenajeadas, un hilo rojo para ser más exactos”, dijo y señaló que Rojo es el apellido de Vicente, autor de la escultura que se otorga al Premio Fuentes; igual que Rojo es el apellido de María, quien fue la actriz principal de la película “Rojo amanecer”; tan roja como “La noche de Tlatelolco”, el libro emblemático de Elena Poniatowska —por cierto, también llamada la Princesa Roja—; roja como la plaza de Moscú, hasta donde ha llegado Selma Ancira en su labor como traductora literaria de autores rusos; roja la grana cochinilla de la que ha hablado Antonio Rubial en sus investigaciones y libros; y la grana cochinilla es también uno de los colores y sabores que marcan la cocina de Abigail Mendoza, donde predomina el rojo de los chiles.
Incluso, Alcalde fue más lejos al rematar su discurso haciendo un reconocimiento a la “rojilla” Alejandra Frausto, y recordó los semilleros creativos de donde brotarán “como si fueran rosas, bugambilias y claveles”, las próximas Elenitas, Marías Rojo, las Selmas Ancira, las Abigailes Mendoza o los Antonios Rubial del futuro, “así que vivan los galardonados y que siga floreciendo el arte en nuestro país”.
Fue una entrega cargada de primeras veces, no sólo en el color, también en los alcances. Así como Selma Ancira celebró ser la primera traductora que recibe el Premio Nacional de Artes y Literatura en su historia, María Rojo se emocionó de ser la primera actriz reconocida con el máximo galardón que otorga el gobierno mexicano e incluso dijo: “Éramos intérpretes y ahora ya pasamos a ser creadoras”, pues una actriz como ella ha recibido por primera vez el Premio.
Rojo también aprovechó la tribuna para llamar a trabajar en la nueva Ley de Cinematografía que tanta falta hace y pidió que se actualice, al menos cada dos años. Dijo que la que ella impulsó en su tiempo de política ya es “arcaica”.
El historiador Antonio Rubial indicó recibir el Premio en representación de los maestros que día con día entregan su vida a la educación para formar a las nuevas generaciones, “maestros que estamos convencidos y convencidas de que sin la educación no hay futuro”.
También dijo estar en representación de los investigadores e investigadoras que en México se esfuerzan por preservar la memoria y conservar las múltiples identidades; agregó estar en representación además de la UNAM, su alma mater, una institución reconocida internacionalmente; y de la Academia Mexicana de la Historia, “nosotros todos estamos comprometidos y comprometidas para que este país sea un país mejor… pensamos que el alimento de la mente es casi tan importante como el alimento del cuerpo, preservar nuestra riqueza cultural, preservar nuestro rico patrimonio tanto tangible, como intangible, es parte fundamental de nuestro reto”.
Por su parte, Abigail Mendoza afirmó que en México hay que retomar lo que se quiere olvidar, entre muchas cosas, la cocina tradicional de los pueblos, y sus lenguas.
¿Qué va a pasar con México?
Elena Poniatowska, la “Princesa Roja”, afirmó que a lo largo de 70 años nunca ha abandonado el por qué, cuándo, dónde y cómo, las primeras preguntas del periodismo. “Viéndolo bien, mi vida ha sido un inmenso signo de interrogación y ahora sigo preguntándome cómo hacer las cosas y qué va a pasar con México, cuál va a ser el destino de mis 10 nietos y el de todos los niños de nuestro país”, se planteó la escritora en su discurso de recepción del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2023.
Rodeada de su familia, La Poni —como la llaman sus amigos, como la llamaba Carlos Fuentes— volvió a vestir el mismo huipil en satín rojo con vivos amarillos con el que recibió el Premio Cervantes y la Medalla Belisario Domínguez.
La periodista fue aplaudida de pie por quienes se dieron cita en la entrega del galardón que lleva el nombre de su amigo: “Espero que ustedes salgan de aquí con la certeza de que ser amiga y recordar a Carlos Fuentes es un regalo tan valioso como fue él mismo, un mexicano que nos trajo muy buena suerte a México y seguirá trayéndosela a creadores que hoy por hoy sueñan con ser reconocidos”.
Elena, acompañada de la escritora Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, quien en representación del rector de la UNAM, Enrique Graue, le entregó el Premio, junto con Luisa María Alcalde, y Silvia Lemus, habló de su amistad con Fuentes y cómo se conocieron jóvenes y bailando, habló de las virtudes literarias del autor de Aura. Aseguró que Fuentes fue un triunfador en un país que tendía a la visión de los vencidos.
Dijo que al darle este premio a Elena, en realidad también premian a los personajes que ella ha abrazado a lo largo de 70 años. “Nunca creí que yo viviría más que él (Fuentes) o que José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis y Vicente Rojo, mis compañeros de trabajo en México en la cultura”, dijo Poniatowska, en un discurso salpicado de momentos de risa, de palabras que cambiaba porque no alcanzaba a leer, y con su estilo decía como disculpa: “es que estoy cieguita”.
Dijo: “A partir de 1953 pretendí documentar a México en miles de páginas fervorosas, que abarcan a personajes que me impactaron, desde Alfonso Reyes hasta el estudiante de la prepa en Coyoacán” y al recordar a Jesusa Palancares y otras soldaderas dijo: “Como ellas, también fui, y todavía soy, a los 91 años, una locomotora”.