Por Mariana Lebrija Clavel

El actor Donald Sutherland murió a los 88 años, dejando un vacío en el mundo del cine, pues desde los sesentas dio vida a una multiplicidad de personajes; villanos, protagonistas, antihéroes como lo fue Coriolanus Snow, a quien dio vida para la exitosa saga “Los juegos del hambre”.

La noticia fue difundida por “Variety”, sitio especialista en cine, sin dar detalles del motivo del deceso; minutos más tarde el portal “Lad Bible” indicó que su partida se produjo luego de una dura batalla contra una enfermedad no especificada, sin embargo, no hay fuentes oficiales que confirmen el trascendido.

“Variety” afirma que el actor será despedido en una pequeño funeral familiar.

La versatilidad para dar vida a personajes de gran complejidad psicológica le granjearon el reconocimiento del público que hoy lamenta su partida y, aunque en los últimos años de su carrera, fue mejor conocido por su papel como Snow, cuando debutó como actor fue considerado uno de los representantes del cine contracultural con cintas como “The Dirty Dozen” y “MASH”.

Gracias a su indiscutible talento, Sutherland fue reconocido con galardones como el Emmy y el Golden Globe.

En sus inicios, el canadiense describía su participación en el cine como “una pequeña carrera serpenteante”, sin imaginarse que en pocos años, su aparición en los créditos de las películas más famosas iría en ascenso.

Su gran primera oportunidad llegó con “The Dirty Dozen”, la película de 1967 que retrata la iniciación de 12 de los criminales más peligrosos al ejército estadounidense, en búsqueda de atacar una fortaleza nazi.

En la película, dirigida por el cineasta Robert Aldrich, Donald dio vida a Vernon L. Pinkley, identificado como el “prisionero 2”, condenado a 30 años de prisión.

En 2005, el actor dijo a “The Guardian” que, en principio, su papel estaba destinado a pronunciar solamente una línea, pero cuando uno de sus compañeros se negó a imitar a un general, durante una de las escenas, Aldrich se dirigió a él, pidiéndole que él lo hiciera.

“-¡Tú!, ¡el de las orejas grandes!, ¡házlo tú”, rememoró.

A lo largo de su carrera, compartió créditos con otras grandes actrices y actores como Jane Fonda, John Cassavetes y Clint Eastwood, por mencionar algunos.

De hecho, en esa época, a inicios de los setenta, Donald y Jane sostuvieron una relación amorosa, la cual estaba fundamentada en interés en común, como lo fue el activismo, mismo motivo por el que se involucró en el movimiento estadounidense “Vietnam Veterans Against the War”, la cual se oponía a la participación de sus conciudadanos en la guerra de Vietnam.

A raíz de su postura, Sutherland junto con Fonda y los actores Peter Boyle y Howard Hesseman fundaron la revista “Free the Army”, lo que les valió ser puestos bajo vigilancia por el FBI.

El paso de la edad nunca detuvo el ritmo de su carrera, pues ya para la década de los 2000 siguió siendo reconocido por su aparición en “Space Cowboys”, “Orgullo y prejuicio”, “An American Haunting” y, por supuesto, la saga de “Los juegos del hambre”.

Al actor le sobreviven su esposa Francine Racette, su hija Rachel y sus hijos Roeg, Rossif, Angus y Kiefer.

melc

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