Es una tarde en la pista de patinaje de Minnesota. Se está realizando un campamento de hockey y, para algunos jugadores jóvenes, sus pensamientos se desvían con frecuencia. “Mis padres se mudaron a Suecia y es como vivir en un centro de inmigración”, dijo Ivan Bondruchk, de 13 años. Los jugadores son de Ucrania y sus familias todavía están allí. Se quedan con familias anfitrionas. Es un indulto, pero no es lo que quieren. “Es muy difícil”, dijo Sasha Kormakov, de 14 años, según la historia detallada en el portal de noticias de Canal 4 CBS.
Boris Dorozhenko es su entrenador. Ha estado en Estados Unidos durante años haciendo esto. Su trabajo es enseñar hockey y no pensar en casa por un tiempo. “Lo llamo ‘Hockey de próxima generación’, y este sistema existe en los Estados Unidos desde hace 15 años”, dijo Dorozhenko. Pero incluso él no es inmune a lo que está sucediendo en su país de origen.
“Todavía tengo una familia en Ucrania. Mi mamá, mi papá y mi hermano menor viven allí, así que es difícil para todos nosotros”, dijo. Y eso es lo que sientes, y por qué lo sientes por los niños que entrena. Padres que no saben cuándo volverán a ver. Esa es la parte más difícil. Saber lo que es, y estar a kilómetros de distancia, haciendo lo que amas, pero con el corazón triste. “Los extraño”, dijo Bondruchk.